Saturday, October 10, 2015

Cortinas de humo.









Una táctica para ocultar y ocultarse son las cortinas de humo. Logradas con artificios de guerra o con un simple fuego donde se agregan elementos que producen mucho humo, tienen por objetivo encubrir, esconder, lo que no se quiere que sea visto.

Distracción, humo, palabras, escenarios, dinero, televisión. Hemos observado con asombro como se ha desviado el objetivo, la razón de ser del cristianismo, y por supuesto del ser cristiano, esto es: a semejanza de Cristo.

Hay un solo cuerpo, organización, estructura, congregación (de los santos), que el Señor creó para quienes confesaran su nombre: la iglesia.

La iglesia es el cuerpo de Cristo, fuera de la misma no hay salvación. No hay otro pueblo, otra nación, otro grupo humano.

Por ende, es el único lugar donde las “puertas del Hades no prevalecen” Mateo 16:18.
Nos asombramos como tele evangelistas gastan una hora completa hablando de Israel, de la alineación de las naciones, de las lunas rojas, y no dicen nada de la iglesia.

Cristo murió por su iglesia, pero la iglesia no se menciona.

Escuchamos que algunos convertidos son llamados “judíos mesiánicos” pero no sabemos si pertenecen a la iglesia o no, puesto que lo importante es que son mesiánicos.

Esta adjetivación que se supone se refiere a Nuestro Señor Jesús, es anti bíblica.

-NO, ¡que disparate! Piensas tú.
Recordemos:
“Y se congregaron allí todo un año con la iglesia, y enseñaron a mucha gente; y a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía” Hechos 11:26

Y antes eran “los del Camino”: “y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén” Hechos 9:2

Hechos 19.9: “Pero como algunos se obstinaban, no se dejaban persuadir y hablaban mal del Camino ante la gente, rompió con ellos y formó grupo aparte con los discípulos…”

Así que no hay otra denominación para llamar a los seguidores de Cristo, sino cristianos. Los que antes eran “los del Camino”.

Y dentro de esta palabrería comercial se ha diluido lo fundamental, la santidad.

La consagración a Dios. El apartar el todo que conforma nuestro cuerpo, alma y espíritu para el Altísimo, es tarea fundamental del cristiano. Si los sermones del domingo, si los estudios bíblicos no tienen como objetivo, claro y definido, la santidad, y todo lo necesario para lograrla, estamos errando el camino.

Y volviendo al camino, recordemos que el Señor dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. Juan 14:6

Cabe preguntarnos: ¿por cuál camino nos están llevando tomados de la nariz?

Tu Hermanos en Cristo

Roosevelt

Tuesday, May 26, 2015

Conversación entre gemelos antes de nacer



En el vientre de su madre conversaban los gemelos.
Uno le preguntó al otro:
-¿Crees en la vida después de salir de acá?
El otro replicó: -¿Por qué? Claro que tiene que haber algo cuando dejemos este lugar. Es posible que nos estemos preparando para eso que ha de venir.
-No tiene sentido- dijo el primero, -no hay vida luego de salir de acá. ¿Qué tipo de vida sería?
El segundo respondió:
-Yo no sé, pero seguro habrá más luz que acá. Puede que caminemos con nuestras piernas
y comamos con nuestras bocas. Puede que tengamos otros sentidos que no podemos entender ahora.

El primero contestó:
-Eso es absurdo. Caminar es imposible. ¿Y comer con nuestras bocas?
 ¡Ridículo! El cordón umbilical nos suple de todo lo que necesitamos para nutrirnos. Pero el cordón es muy corto. La idea de una vida fuera de aquí debe ser lógicamente desechada.

Pero el segundo insistió:
-Bueno, yo pienso que hay algo, es posible que sea diferente de este lugar. Puede que nosotros no necesitemos el cordón umbilical ya más.

-Vamos. En serio, no tiene sentido. Y además, si hay vida, ¿por qué nadie ha regresado desde allá? El salir de este lugar es el fin de la vida, y luego de ello no hay nada más que oscuridad y silencio. No lleva a ningún lado.

-En realidad no sé- dijo el otro, -pero ciertamente conoceremos a nuestra Madre y ella cuidará de nosotros.

-¿Madre? ¿Actualmente de veras crees que hay una madre? No me hagas reír. Si la tal “Madre” existe, ¿dónde está ella ahora?

-Ella está alrededor de nosotros. Estamos rodeados por Ella. Somos de Ella. Es en Ella que vivimos. Sin Ella este mundo no podría existir.

-Yo no la veo, por lo tanto es lógico que ella no exista.
-A veces, cuando estás en silencio y pones tu atención en lo que en verdad existe, tú puedes percibir Su presencia, y puedes escuchar su amorosa voz, llamándonos desde arriba.


Es interesante que esta analogía contiene la respuesta a la irónica pregunta que Nicodemo, maestro de la ley y parte de los setenta notables que gobernaban el pueblo judío en Palestina en la época de Jesús, esto es, nadie ha vuelto al vientre de la madre, como nadie regresa de la muerte:
"Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, dignatario de los judíos.  Éste vino a Jesús de noche y le dijo:
-Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro, porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él.
Le respondió Jesús:
-De cierto, de cierto te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios.
Nicodemo le preguntó:
-¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer?
5 Respondió Jesús:
—De cierto, de cierto te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios.  Lo que nace de la carne, carne es; y lo que nace del Espíritu, espíritu es.  No te maravilles de que te dije: “Os es necesario nacer de nuevo.”  El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo aquel que nace del Espíritu.
Juan 3:1-8

Al igual que los gemelos, podemos creer o no en un mundo que no vemos, al que no hemos llegado todavía, pero eso no cambia lo que va a suceder, solamente es un ejercicio de nuestro raciocinio en oposición con la Sabiduría Divina. Los gemelos van a conocer a su madre y van a caminar en el nuevo mundo luego de nacer.
Los humanos vamos a conocer la eternidad, para eso fuimos creados, pero el mundo al cual perteneceremos es nuestra elección, podemos resucitar para vida eterna, como el segundo gemelo que creyó, o para maldición eterna, como el primero, que no creía que su madre era real, pese a habitar en su vientre, ser nutrido y cuidado por ella.
Hoy nos toca elegir: Dios sacrificó a Su Hijo por nosotros.
“Les he dado a elegir entre la vida y la muerte:   Deuteronomio 30:19
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Esta analogía ha circulado por tiempo en diferentes idiomas. Piensa en ella.

A nosotros nos llegó en inglés, contada por Patrick Morley, que a su vez la recibió de un familiar. Se atribuye su autoría al escritor Húngaro  Útmutató a Léleknek.


Te saluda
Tu Hermano en Cristo
Roosevelt Jackson Altez

Escríbenos a: raltez@gmail.com