Thursday, June 6, 2024

Oseas, su mujer y sus hijos


Oseas, su mujer y sus hijos

Si interpretamos apenas el significado de los nombres en el capítulo 1, este profeta crece exponencialmente en el significado de la profecía, tanto para los cristianos, como para su Iglesia.

Oseas: En Hebreo הוֹשֵׁ֙עַ֙ significa salvación, y aparece muchas veces como nombre masculino entre los israelitas.

Beeri, su padre, en hebreo בְּאֵרִ֔י , significa mi fuente. Y era hitita.

Dios le ordena tomar una mujer fornicaria, e hijos de fornicación. Hace un paralelismo entre Israel y la mujer, una parábola indudablemente chocante.

Gomer, el nombre de la mujer, en hebreo גֹּ֖מֶר es nombre de varón en otros pasajes.

El primer hijo es Jezreel, en hebreo יִזְרְעֶ֑אל y significa “ Dios cosecha” o “Dios cosechará

El nombre "Jezreel" lleva conexiones históricas y fonéticas significativas con "Israel", reflejando una profunda interacción de sonido, simbolismo e historia. La similitud fonética es evidente en las sílabas compartidas y el ritmo vocal, fomentando una resonancia lingüística entre los dos.

Históricamente, Jezreel no era solo un nombre, sino una representación de narrativas bíblicas críticas, encarnando temas de fertilidad, conflicto y retribución divina dentro de los textos bíblicos.

Jezreel, denota una llanura muy fértil ubicada en la tribu de Isacar, que repetidamente sirvió como campo de batalla en el Antiguo Testamento, como se cita en Jueces y 1 Samuel. Estas referencias subrayan su importancia estratégica y agrícola, contribuyendo a su prominencia en la historia israelita. Además, la ciudad de Jezreel, a menudo vinculada con los hechos infames de Acab y Jezabel, especialmente el asesinato de Nabot, simboliza el abuso de poder y la consiguiente justicia divina, que se retrata vívidamente en la caída violenta de la dinastía de Acab ejecutada por Jehú.

Estos episodios históricos asociados con Jezreel reflejan un microcosmos de la historia más amplia de Israel, marcada por ciclos de prosperidad, pruebas morales, fracasos e intervención divina. Así, el nombre Jezreel encapsula elementos significativos de la historia nacional de Israel: prosperidad (fertilidad), desafío moral (el asesinato de Nabot) y juicio divino (la purga de Jehú), reflejando los arcos narrativos más amplios encontrados a lo largo de la historia de Israel. 

Por lo tanto, la interacción entre los nombres Jezreel e Israel va más allá de la mera fonética, tocando ecos temáticos profundos que son centrales para la representación bíblica de la experiencia israelita.

El siguiente nombre es el de la hija: Lo-ruhama. Em hebreo רֻחָ֑מָה, significa “No amada” o, quizás, "no compadecida". La creciente desesperanza del profeta sobre el futuro de su país se revela en su nombre. El resto del versículo se traduce mejor como: “Porque ya no tendré piedad de la casa de Israel, como para realmente perdonarles”.

Este pasaje pinta un cuadro vívido de la nación en declive, luchando con conflictos internos, constantes levantamientos y amenazas externas. La "hija" simboliza a las personas de las diez tribus, quienes son representadas como débiles y tambaleantes. Su monarquía está deteriorándose, plagada de conflictos civiles y cambios continuos en el liderazgo. También están bajo asedio de poderosos invasores y cargados por gobernantes opresivos. En última instancia, su destino está sellado por el juicio divino: serán completamente erradicados, sin esperanza de restauración. Esta profecía ominosa se subraya con la declaración de que serán llevados al cautiverio, para nunca regresar como un pueblo unido, ni una nación separada de Judá.

Esta descripción no solo transmite la agitación física y política, sino también la desesperación espiritual y existencial de un pueblo condenado, enfatizando la severidad de su condición y la inevitabilidad de su destino.

El siguiente nombre es el del hijo menor: Lo-ammi. Em hebreo רֻחָ֑מָה, significa “No sois mi pueblo” (Y yo no soy tu Dios”)

En este momento son “no mi pueblo”. Y así han estado realmente durante muchos siglos; a esta condición fueron condenados, cuando se entregó esta profecía. Que estos está tipificados por el niño Lo-ammi, de donde se deduce, de la aplicación de ese nombre en el versículo décimo, a los hijos de Israel en general; anque parece aplicarse al pueblo degenerado de Judá, esas amenazas no pueden estar implicados, a menos que estén tipificados en alguno, o en más, de los niños. Pero no están tipificados en Jezreel; porque Jezreel no es objeto de ira o amenaza: ni en Lo-ruhamah; porque Lo-ruhamah tipifica el reino de las diez tribus. Es por necesidad, y por lo tanto, en Lo-ammi, aplicable a Judá.

Es en Juda donde se aplica la salvación mencionada en el versículo 10.

“Sin embargo, el número de los hijos de Israel será como la arena del mar” — Aunque Dios rechace a las diez tribus, Él suplirá su pérdida en el debido tiempo, trayendo grandes números de verdaderos israelitas a la iglesia, no solo de los judíos, sino también de los gentiles, y haciendo que aquellos que antes eran extraños a los pactos de la promesa, sean coherederos con los judíos, Romanos 9:25-26; 1 Pedro 2:10. Esto debe aplicarse al Israel místico; sus números, consistentes en miríadas de conversos, tanto del Israel natural como de sus hermanos adoptivos los gentiles, será inmensamente grande.” Y en el lugar donde se dijo, No sois mi pueblo… Es decir, en Jerusalén, o al menos en Judea, donde se entregó esta profecía y donde se ejecutó la sentencia: allí, en ese mismo lugar, aquellos a quienes se les dijo, No sois mi pueblo, serán llamados los hijos del Dios viviente. Esto debe referirse, al menos principalmente, al Israel natural de la casa de Judá; porque a ellos se les dijo, No sois mi pueblo. Y dado que serán nuevamente reconocidos como los hijos del Dios viviente, en el mismo lugar donde se pronunció y ejecutó esta sentencia, la profecía claramente promete su restauración a su propia tierra. Lo que no significa que vaya a ocurrir en la dimensión de este mundo, como pueblo separado de la Iglesia, pues es ella la que recibe a todos aquellos que “han creído en Su Nombre”, Cristo.

 

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Bendiciones

Tu hermano en Cristo

Roosevelt Jackson Altez M.T.S.

Magister Estudios Teológicos “Logos Christian University”

Escríbenos a: edicionesdelareja@gmail.com

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