Monday, May 20, 2024

Convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio


 


Convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio

 

“Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio”. Juan 16:7–15

La palabra "convencer" significa convicción moral, no convicción lógica. Cuando venga el Espíritu Santo, convencerá a un hombre con un poder de convicción moral del cual es imposible escapar. Siempre que el Espíritu Santo nos acorrala, nunca convence a nuestro intelecto; está ocupado con la voluntad que se expresa en nuestro intelecto. Nunca es seguro hacer mucha introspección, pero es ruinoso no hacer ninguna. La introspección nunca puede satisfacernos, sin embargo, la introspección no es incorrecta, es correcta, porque es la única manera de descubrir que necesitamos a Dios. Es el poder introspectivo en nosotros el que se activa por la convicción de pecado.

 

I.             El Asunto del Pecado

“De pecado, porque no creen en mí”.

 Observa lo que te causa la mayor preocupación ante Dios.

 ¿Te produce una preocupación más profunda el mal social que el hecho de que las personas no crean en Jesucristo?

No fue el mal social lo que trajo a Jesucristo del cielo, fue el gran pecado primordial de la independencia de Dios lo que trajo al Hijo de Dios al Calvario. El pecado no se mide por una ley o por un estándar social, sino por una Persona.

El Espíritu Santo es inequívoco en su actuar: "y cuando él venga, convencerá al mundo respecto al pecado... porque no creen en mí”. Esa es la esencia misma del pecado. El Espíritu Santo trae convicción moral en esa línea, y en ninguna otra. Un hombre no necesita al Espíritu Santo para decirle que los pecados externos están mal; la cultura y educación ordinarias pueden hacer eso; pero sí se necesita al Espíritu Santo para convencernos del pecado como lo definió Nuestro Señor—"porque no creen en mí".

El pecado no se mide por un estándar de rectitud moral y decencia, sino por mi relación con Jesucristo.

La cuestión es, ¿estoy moralmente convencido de que el único pecado que hay a la vista del Espíritu Santo es la incredulidad en Jesús?

 

II.            El Asunto de la Justicia

“De justicia, porque yo voy al Padre”.

Si no estoy moralmente convencido con respecto al pecado, no me molestaré en pensar sobre Jesucristo yendo al Padre y teniendo todo poder en el cielo y en la tierra; pero una vez que estoy convencido de pecado y he aceptado la liberación de la incredulidad en Jesús, sé más allá de toda duda que Jesucristo es el Justo.

La sabiduría de Dios se muestra en que Jesucristo fue hecho justicia para nosotros (1 Corintios 1:30). Eso significa que Dios puede justificar justamente al injusto y seguir siendo justo.

 En la Cruz del Calvario, Nuestro Señor se revela como el Justo haciendo justos a los hombres ante Dios. Dios nunca justifica a los hombres fuera de Cristo.

Ningún hombre puede sostenerse ni un segundo en ningún derecho o justicia propia; pero mientras permanece en Cristo, Jesucristo es hecho justicia para él (ver Filipenses 3:8–9). Hoy en día, la tendencia es desviarse de "la justicia que es de Dios por fe", y poner énfasis en hacer cosas.

No puedes hacer nada en absoluto que no se convierta, en el lenguaje rudo de Isaías, "como trapos de inmundicia", si está divorciado de la fe viva en Jesucristo. Si tenemos el más mínimo anhelo de creer que podemos ser justificados por lo que hemos hecho, estamos del lado equivocado de la Cruz.

Experimentar la pérdida de mi propia bondad es la única manera de entrar en comunión con Dios en Cristo.

“Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él”. 2 Corintios 5:21

 

III.           El Asunto del Juicio

“De juicio, porque el príncipe de este mundo ha sido juzgado”.

¿He llegado al juicio al pie de la Cruz? ¿Acepto el veredicto de Dios sobre el pecado dado allí? Lo que uno anhela ver más a menudo es un alma destrozada bajo la explosión convincente del Espíritu Santo.

Significa que Jesucristo ha visto el trabajo de su alma en esa persona, y es una de las vistas más raras. La mayoría de nosotros estamos complacientemente satisfechos con alabar a Jesucristo sin haber comprendido nunca lo que significa la Cruz. Decimos, "Oh Señor, quiero ser santificado", y en cualquier momento en respuesta a esa oración el Espíritu Santo puede rasgar y desgarrar tu conciencia y dejarte atónito por la convicción de pecado, y la cuestión es: ¿aceptarás el veredicto de Dios sobre el pecado en la Cruz de Cristo, o te quejarás y transigirás?

La única prueba de la espiritualidad es la santidad, una santidad práctica y viva, y esa santidad es imposible a menos que el Espíritu Santo te haya llevado a tu "último día", y puedas mirar atrás y decir "Ese fue el día en que morí completamente a mi derecho sobre mí mismo, crucificado con Cristo".

Ese es el día del cual muchos jóvenes ricos y muchas Marías de Betania se alejan tristes, con el rostro caído, porque tienen grandes posesiones de autorrespeto, grandes posesiones en cuanto a ideas de cómo quieren servir a Dios.

El "último día" es cuando un alma, atrapada por el poder y la luz del Espíritu Santo, ve el significado de la Cruz de Cristo, y va a la muerte como un criminal sentenciado. Para toda alma que ha pasado por esa experiencia, ya no hay condenación.

 

“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.”  Romanos 8:1

(extraído, traducido y adaptado de una lectura de Oswald Chambers)

 

Bendiciones

Tu hermano en Cristo

Roosevelt Jackson Altez M.T.S.

Magister Estudios Teológicos “Logos Christian University”

Escríbenos a: edicionesdelareja@gmail.com

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https://iglesiaheroesdelafe.blogspot.com/2024/05/convencera-al-mundo-de-pecado-de.html

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