Monday, March 20, 2023

300

 


300

Con certeza, el número es llamativo y recuerda a los 300 espartanos que detuvieron la invasión del ejército persa a Grecia. Aunque el número de integrantes de los persas se ha agrandado hasta alcanzar más de un millón, el máximo estimado debió rondar en cien a trecientos mil.

Los espartanos eran adiestrados para la guerra, esa era la profesión de los hombres en Esparta, que debían ser físicamente perfectos. Para repeler al invasor, de las ciudades de Grecia enviaron fuerzas reducidas en número que formarían un ejército. Finalmente les tocó a los espartanos el defender el paso de las Termópilas. Aunque fueron derrotados, el famoso episodio tomó relevancia en la historia por la valentía de los griegos (espartanos) y su heroica resistencia, aunque todos murieron allí.

Y además, por supuesto, por la famosa película.

Pero hubo otros trecientos, unos setecientos años antes de este episodio: Los 300 de Gedeón.

Los trecientos de Gedeón.

Se ha podido estimar que el enfrentamiento ocurrió en el año 1179 AC, al norte de Jerusalén, en Beth Shan, al oeste del Rio Jordán, y al sur del Mar de Galilea. En este caso el invasor eran los Madianitas, un antiguo enemigo de Israel.

El número de integrantes de aquel ejército era de 135.000 hombres. La razón para querer aplastar a los de Israel (el pueblo, no el territorio) era que se habían levantado en armas para defender la cosecha que les proveería sustento para el invierno. Los madianitas llegaban como langostas y se llevaban todo, incluso los animales, hambreando al pueblo que invadían.

De acuerdo con el interesante relato, que se encuentra en el libro de Jueces del Antiguo Testamento, los israelitas clamaron desesperadamente al Señor, el Dios de Israel y éste envió el Ángel que se le apareció a Gedeón comunicándole que lideraría la batalla contra los madianitas.

Es clara la diferencia entre los trecientos espartanos, guerreros que comenzaban su entrenamiento a los cinco años, y los israelitas, sedentarios, agricultores y pastores.

Gedeón convocó a los hombres al combate, y la cantidad inicial de improvisados soldados que acudieron fueron 32.000.

Aunque no tan popularizado como el de las Termópilas, fue un acontecimiento por demás interesante.

De acuerdo al relato bíblico, cuando se tocó el cuerno para la batalla, se juntaron los abiezeritas, los de Manasés, Aser, Zabulón y Neftalí.

Pero el Señor dijo a Gedeón: “El pueblo que está contigo es mucho para que yo entregue a los madianitas en su mano, no sea que se alabe Israel contra mí, diciendo: Mi mano me ha salvado”

Esta indicación del Señor es crucial para entender la selección, o, mejor dicho, la reducción dramática del número de combatientes. Así que mandó que: “Quien tema y se estremezca, madrugue y devuélvase desde el monte de Galaad”. Y se devolvieron de los del pueblo veintidós mil, y quedaron diez mil. 

De entrada, Dios redujo los contendientes de 32.000 a 10.000 hombres. Pero conociendo a los israelitas, sabía que se iban a atribuir el triunfo, aún con esos pocos. Entonces mandó: “Aún es mucho el pueblo; llévalos a las aguas, y allí te los probaré; y del que yo te diga: Vaya este contigo, irá contigo; más de cualquiera que yo te diga: Este no vaya contigo, el tal no irá”

Y mandó a Gedeón que los llevara a beber al rio: “Cualquiera que lamiere las aguas con su lengua como lame el perro, a aquel pondrás aparte; asimismo a cualquiera que se doblare sobre sus rodillas para beber.  Y fue el número de los que lamieron llevando el agua con la mano a su boca, trescientos hombres; y todo el resto del pueblo se dobló sobre sus rodillas para beber las aguas”

Se ha dicho que los 300 era los más valientes, entre otras cosas porque bebieron de pie y no bajaron la cabeza, y otras patrañas tales como que los otros bebieron como los perros, y estos eran inmundos para los israelitas.

Ahora, usando el sentido común, (el menos común de los sentidos), el Señor estaba reduciendo la cantidad de los que irían a la batalla, no era una selección de valientes, era meramente una reducción para mostrar que el verdadero líder del combate y la victoria seria el mismísimo Dios y no de los 300.

Algo más para destacar, los que hemos estado en el campo, en la sierra, en los lugares donde corre un torrente de agua fresca, y nos hemos deleitado en beber directo del hilo que corre entre las piedras, hemos succionado el agua con la boca mojándonos la nariz, y el rostro. Si alguna vez intentamos levantar con la lengua el agua hemos visto lo infructuoso que resulta, asimismo, si juntamos el agua en el hueco de la mano, es muy poco lo que logramos beber, y debemos reiterar el intento. Haciendo las dos cosas a la vez, esto es, llevar el agua en los huecos de las manos a la boca y allí tratar de beberla con la lengua, es de tontos.

Otra consideración: tomando el número 10.000 como referencia, sólo el 3 por ciento usó las manos y no se arrodilló. Esto hace pensar que no eran los más inteligente sino los más bobos. De nuevo, no hay nada de teología en deducir el comportamiento de los individuos. Es simple sentido común aplicado.

Debemos agregar que ninguno de ellos tuvo relevancia en la batalla, ni se enfrentó a miles. No hay registro por nombres, ni mención a la valentía de individuos en particular.

Ni siquiera desenfundaron las espadas porque tenían las manos ocupadas, en la izquierda las teas ardiendo y en la derecha las trompetas.

El libertador, el líder, el poderoso en batalla, fue y es Dios. Todo el libro de Jueces, y toda la Biblia tiene un solo protagonista: el Señor.

Para terminar, cuando la Palabra ha querido resaltar un guerrero, lo ha nombrado y detallado su hazaña, tal es el caso de los valientes de David, narrado en el 2 Samuel 23:8-39 y en 1 Crónicas 11:10-47.

Cada cristiano es un teólogo, y tiene la capacidad de discernir si lo que le cuentan es verdad o son patrañas de ciegos conduciendo a otros ciegos.

¿Cuál es el motivo de escribir esta reflexión?

La idea es aclarar el mal uso que se ha hecho del episodio, las fantasiosas enseñanzas que se han tomado y predicado, desvirtuando la elección de los 300, que nada tiene que ver con su capacidad guerrera, o valentía, y el reducido protagonismo en la derrota de los madianitas.

Y para los que puedan sentirse mal, les comentamos que al menos cinco famosos eruditos, que aparecen en comentarios bíblicos de los dos últimos siglos, creen que los 300 fueron seleccionados por su valentía.

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Te saluda tu hermano en Cristo:

Rev: Roosevelt Jackson Altez

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