Tuesday, February 26, 2013

Amor bajo las estrellas


Vivimos en un mundo físico, donde nuestras necesidades, (todas temporales – dicho sea de paso-), pueden llegar a abrumarnos si las miramos dentro del estrecho corredor de nuestra vida diaria. Y ya que dijimos corredores, ¿has entrado alguna vez a esos largos corredores de apartamentos donde apenas pasa una persona, o dos, apretadamente? De esa estrechez estoy hablando, la que no te deja ver hacia los lados, de manera que no puedes ampliar tu campo de visión.
No me malentiendas, capto que es la realidad, la del momento, y abruma.
Pero considerando la eternidad, por definición, toda nuestra vida es nada, bueno, casi nada. Si no estás de acuerdo en eso, al menos concordarás que es verdaderamente insignificante.
Viajo mucho en avión, la mayoría de las veces en un cielo claro, muy por encima de las nubes, entre ocho y doce mil metros de altura. Las casas prácticamente se ven como manchas geométricamente dispuestas, y los edificios que desde abajo les llamamos rascacielos, al mirarlos por desde arriba, te da risa el nombre que le hemos puesto.
Ahora volvemos al título: ¿te hablaron de amor bajo una noche estrellada?.
¿Te señalaron el firmamento, como Dios a Abraham, y te pidieron contar esos puntos brillantes, para decirte luego "así es de grande mi amor por tí"?
¿Te sentiste insignificante?, no por el amor sino por la grandiosidad del paisaje nocturno.
Si nunca lo has hecho, no te lo pierdas.
Si miras las estrellas en una noche clara, con luna en menguante, (amor en creciente), y si tu acompañante no merece toda la atención, puede que te preguntes que tan lejos están esas estrellas. ¡Cáete de espaldas! (cerca de tu acompañante, para que te sostenga): la más cercana despuiés del sol, Próxima Centauri, está a…. cuatrocientos mil millones de kilómetros (quilómetro más, quilómetro menos) de la tierra, o si prefieres cuatro punto dos años luz.
-¿Suena lejos? ¡Sí! Tanto que es imposible entender la distancia. Repito esa es la que está cerquita nuestro. Digo cerquita, comparando con otras, por ejemplo Epsilon Eridani está a poco más de diez años luuuuuuuuuuuuz. Pero no te marees porque la más lejana, (su distancia está en proceso de cálculo), vista este año con el telescopio Hubble, estaría a trece millones de años luz. Ni te molestes en tratar de entender la distancia, está fuera de nuestras humanas capacidades. Y entre las dos distancias hay cientos de miles de millones de galaxias, (dentro de lo que podemos observar), que se extienden, siguiendo en la locura de mencionar distancias imposibles, a diez mil millones de años luz.
De nuevo, estamos sólo hablando del universo observable (hasta donde hemos llegado a descubrir).
Trata ahora de explicarle a tu pareja, que si le llamaste microbio, era porque, en comparación con las estrellas ¡es increíblemente pequeño!
Cuando miras hacia abajo desde apenas diez mil metros de altura, la gente, ¡ni se ve!. Así que imagínate: diez mil millones de años luuuuuuuuuz.
En el contexto del universo, la tierra en sí misma es menos que microscópica, (y nos atrevemos a decir que los extraterrestres nos están “observando”)
Pero hay más, porque toda la inmensidad insondable donde nuestro universo existe, es apenas un plano diminuto de tiempo y espacio. Estoy refiriéndome a nuestro mundo físico.
-Ah, ¡te interesó!
Isaías 57:15 dice que Dios habita la eternidad; un Reino de alcance infinito en el que nuestro cosmos entero es sólo una gota de agua en un océano interminable.
-Cohabitante del planeta; sí, tú, no des vuelta la cara. Mira de nuevo tu problema.
-¿Lo sigues viendo tan grave?, De esa necesidad que hablabas, ¿es tan terrible? Aunque yo no comparta la edad del universo, ni el big bang, las distancias son reales, tal como lo es el tamaño y la eternidad.
Y tu pregunta es relevante:
- ¿Por qué debería Dios, Omnipotente, Omnipresente, Omnisciente y Eterno intervenir en nuestros asuntos tan triviales?
Simplemente por la razón, el motivo por el que fuimos creados: Para alabar y glorificar a Dios.
Te guste o no, no puedes entender la distancia de las estrellas, te guste o no, nosotros nacemos (somos seres creados), y hasta que el día que morimos, Dios espera recibir de ti y de mí honor, gloria y honra. Es decir, vivimos para glorificar a Dios, de nuevo, nos guste  o no.
Claro que el humanismo proclama algo diferente. El espíritu del humanismo enseña que el fin principal de todo ser humano es su propia felicidad.
Así estamos.
Cuando oramos, y la oración es respondida positivamente (si no lo es nos enojamos), la respuesta tiene como finalidad que le honremos, le alabemos y lo glorifiquemos. ¡Despierta!, No se trata de ti, ni de mí. Se trata de Él.
¿Que es, entonces lo relevante? Te doy una pista: nuestros sentimientos, emociones, necesidades, deseos y placeres pierden todo el sentido (al menos ese que tanto nos preocupa), si lo comparamos a la gloria eterna de Dios.
Se nos ha conducido a pensar que el universo (sí, ese mismo, el de los miles de millones de años luz), gira en torno a nosotros. Que Dios debe contestarnos, y ya. Que nos debe hacer felices, ricos y saludables.
Lamento decir que las Escrituras proclaman algo diferente. El Libro de Apocalipsis, en el Capítulo 4, versículo 11 dice: “Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas” Y la 1ra Carta a los Corintios nos recuerda, en el Capítulo 6:20 que: “…habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios”
-¡No nos pertenecemos!, ¿Te habías percatado?
Pero no me malentiendas, nuestros problemas Le importan; porque por ellos Él puede ser glorificado.
Podemos darnos cuenta de esto cuando una persona es sanada milagrosamente. Todavía está destinada a morir físicamente, como todos nosotros. Entonces: ¿Porqué es sanada?, de nuevo (te lo veías venir): para la gloria de Dios.
¿Es Dios orgulloso? Ni se te pase por la mente.
Si sigues el razonamiento, cuando tenemos problemas, Dios nos soluciona los problemas para recibir Gloria. -¿Porqué? (Sabía que lo ibas a preguntar, y otra vez, viene al caso) Porque la Gloria de Dios tiene importancia para nuestra vida eterna, es decir, entender que le debemos todo a Él, que lo hizo todo, que es Todopoderoso, es asunto de vida o muerte (ETERNA), para nosotros.
No son invenciones mías: Jesús (El Hijo, Nuestro Redentor) lo explica en Juan 9:1-3 “A su paso, Jesús vio a un hombre que era ciego de nacimiento.Y sus discípulos le preguntaron: “-Rabí, para que este hombre haya nacido ciego, ¿quién pecó, él o sus padres? -Ni él pecó, ni sus padres —respondió Jesús—, sino que esto sucedió para que la obra de Dios se hiciera evidente en su vida.
¿Me sigues? Nació ciego para serle devuelta la vista por Dios, ¡Para la gloria de Dios!
En forma sucinta podemos decir que glorificar a Dios por todo es ubicarnos en en lugar que nos corresponde, ni más arriba ni más abajo. Seres creados, finitos, frágiles, debemos depender de alguien, y el único Eterno, no creado, y PERFECTO, es Dios.
Sé que tú no estás ciego, aunque no puedes entender la distancia a las estrellas, ni ver un hombre desde un avión. Pero importas y tu nombre puede estar ya escrito en algún lado, fuera del registro civil de nacimientos.
La Biblia nos habla de algunos libros que hay en el Cielo, uno es llamado “El Libro de la Vida”, el Libro de las Memorias (Malaquías 3:16) y otros, porque en Apocalipsis 20:12, se habla de “los Libros”
Así es, a pesar de que no puedas ser visto desde un avión, de que no puedas entender el tamaño y la cantidad de galaxias, que no disciernas la fuerza gravitacional de un “agujero negro”, de que seas uno en los casi siete mil millones de habitantes de este ínfimo planeta, tu nombre se encontrará en alguno de los libros. porque por haber nacido, tu persona será avalada cuando todos rindamos cuentas delante del Gran Trono Blanco. En aquel momento podremos entender, al sernos revelados todos los acontecimientos de nuestra vida, cosa que no captamos, y muchas otras que pasaron a nuestro olvido, nuestro, no de Dios.
Las cosas que has hecho, que estás haciendo ahora, todo está siendo registrado.
No te llames a engaño pensando que pasas desapercibido para Dios. Por eso te toca discernir lo que importa realmente.
Hablando del registro, un consejo, cuida de que sea en “el Libro de la Vida"

Bendiciones
Tu hermano en Cristo
Roosevelt J. Altez

http://iglesiaheroesdelafe.blogspot.com/        email: raltez@gmail.com



Saturday, February 23, 2013

Discipulado Bíblico 4ta semana

Los dos caminos


Podemos decir, sin temor a equivocarnos que nuestra vida es un camino. En este particular sendero, que va desde el nacimiento a la muerte, no se lleva la cuenta de los pasos dados, de los metros, kilómetros recorridos. Nuestro camino se cuenta en unidades de tiempo. Segundos, minutos, horas, días, meses, años,  son hitos, son mojones que marcan nuestro andar sin retorno.
Es un camino que recorremos con pesados fardos sobre nuestras espaldas. Cargas que nos dificultan el andar, que enlentecen nuestros pasos. Jesús lo sabe y nos invita a dejar las cargas a sus pies y cargar en cambio, su liviano yugo.
En este camino de la vida tomamos decisiones; nos enfrentamos a bifurcaciones del sendero donde debemos decidir si tomamos a derecha o a izquierda. Y como nunca hemos pasado por allí, nuestra razón, nuestra mente, estudia las opciones antes de elegir. Y tal como sucede en un cruce de caminos natural, estudiamos cuál de los que podemos tomar tiene mejores veredas, está pavimentado, tiene menos subidas, si es escarpado o no. Y por supuesto, elegimos aquel que se ve más atractivo, menos duro,  más nivelado.
Pero antes de continuar con el paralelismo, debemos aclarar que hay una diferencia importante con el ejemplo dado. En un sendero o carretera natural, si nos equivocamos existe la posibilidad de volver atrás y seguir por el otro camino, por la opción que al principio desechamos. Pero en la vida no es así, primero porque el tiempo no deja de transcurrir, segundo porque lo que hacemos no puede ser desecho. Nuestras malas decisiones acarrean consecuencias que no pueden borrarse. No podemos dar un giro de ciento ochenta grados en la vida. Sólo podemos redirigir nuestros pasos para tratar de encontrar aquella ruta que rehusamos tomar en primer lugar.
Y algunos ya experimentamos que no el camino más atractivo, menos duro en apariencia, es el mejor.
Jesús lo enseña así: “Entren por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella. Pero estrecha es la puerta y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la encuentran” Mateo 7:13-14
Es duro levantarse temprano a trabajar, sabiendo que al final del día lo que ganemos apenas alcanzará para pagar la renta y comer; (¿dije apenas?, perdón), más gustoso es quedarse bebiendo cerveza hasta tarde, conversando con los amigos (¿dije más gustoso?, perdón), y preocuparse mañana por lo que ha de venir.
Si mentimos, pretendemos cubrir nuestras faltas, si robamos, pretendemos apoderarnos de lo que no ganamos. La puerta ancha, o el camino ancho, lo son en apariencia.
Pero sigamos con nuestro deambular por ese sendero.
Digamos que hemos llegado a un lugar donde el camino se bifurca. Hay dos opciones. Miramos al de la derecha y vemos que es cuesta arriba, que su superficie es irregular y que hay piedras en abundancia, maleza a los lados con espinas que pueden herirnos la piel, o rasgarnos el vestido. En cambio el que sigue hacia la izquierda es ancho, parejo y bien nivelado. Claramente, la mejor opción es el de la izquierda. Agreguemos que llevamos en nuestra espalda nuestras pertenencias, para nosotros muy valiosas. Si tomáramos el de la derecha, tendríamos que dejar algo de nuestra carga, y todo es importante para nosotros, no podemos deshacernos de estos tesoros. Es más, no es sólo el valor, hay algunos de los que tenemos miedo de desprendernos, que en realidad no sabemos si nos sirven o no, pero ¿qué haríamos sin ellos?.
Como en el dibujo de arriba, elegimos el de la izquierda. Pero es tan sólo cuando damos el primer paso que nos damos cuenta de que alguien nos estaba observando, sentado junto a un peñasco, medio oculto por la sombra de un árbol,  justo en la separación de las dos vías.
El silencioso observador seguro nos vio acercarnos y presenció nuestra lucha interior por decidir. Pero no abrió su boca hasta que retomamos la marcha.
Entonces nos preguntó: 
-¿Estás seguro que esa es la mejor decisión?
Nos sorprende la voz. Sin dar demasiada importancia a su apariencia, respondemos casi sin pensar:
-¿Por qué no?
-Porque ese camino no lleva a ningún lado. Termina en un gran abismo que se supone que debía ser atravesado por un puente que nunca fue construido. La promesa de un gobernante mentiroso, que no tenía los medios para tender el puente, ni la voluntad. Un engaño premeditado. Él y su administración se limitaron a hacer el camino y no colocaron ninguna señal de advertencia.
Y agregó:
-Casi todos toman ese camino. Ninguno vuelve.
A esta altura tú piensas: ¿Son solo patrañas o es verdad lo que dice?
Y le preguntas:
-¿Tú como sabes?
-No necesito decirte como sé, pero te puedo avisar que conozco los dos caminos y que no tengo necesidad de advertirte sobre nada. Lo tomas o lo dejas; de todos modos, siempre va a ser tu decisión.
Dicho esto, se levanta y se va, y te deja a solas para que decidas.
 Tú y tu carga.
Y hasta aquí llega el ejemplo.
Si quieres leer la entrega completa de la cuarta semana de discipulado entra en www.iglesiaheroesdelafe.org, en discipulado bíblico.
Bendiciones
Tu hermano en Cristo

Roosevelt Altez


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Sunday, February 10, 2013

Requisitos para ser Rey


Para ser rey se nace, si no lo creen pregúntenle al príncipe William, que puede llegar a ser el próximo rey de Gran Bretaña, o príncipe de Gales.
En Inglaterra, los varones (y las mujeres cuando no hay varones), descendientes directos del rey o la reina deben estar preparados para ser reyes. Esto es porque, potencialmente, se pueden convertir en rey o reina en cualquier momento.
Los varones de la corona británica nacen para ser reyes. Es derecho de nacimiento.
El rey es monarca absoluto, soberano, y su reinado cesa si abdica, es decir, si lo pasa al siguiente sucesor, o por supuesto, si muere.
Leyendo un devocional donde el autor analiza la afirmación: “para eso he nacido” caímos en la cuenta de que muchas veces en nuestra mente las prioridades o los conceptos están mezclados, o hemos dado por entendido asuntos que significan otra cosa.
El salmo 22:3 dice: “Tú eres Santo, tú eres rey”
Tú te preguntas: ¿Adónde quiere llegar éste con tanta palabrería sin sentido?
Pero déjame confundirte un poco más antes de que salgamos juntos de este lío.
Jesús crucificado es una imagen común en las sociedades, sobre todo las de occidente. Se le ve colgado al cuello de muchísimas damas, y de hombres también. Algunos usan enormes crucifijos de oro, más por vanidad que por lo que representan. En escenas de películas apenas restringidas cuelgan cruces de cadenas en los exagerados escotes, donde jamás alguien se hubiera imaginado que podía exhibirse la imagen del atormentado Siervo de Dios.
Y el asunto es que, en todo este comercio ateo de la imagen visible de Dios Hijo, hemos dejado de lado, perdido de vista, la razón de la venida de Jesús al mundo.
Leamos juntos este pasaje:
“Le dijo entonces Pilato: -¿Luego, eres tú rey?
            Respondió Jesús: -Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz.”
Jesús no dice que vino a ser crucificado, Jesús afirma que nació para ser Rey.
-¡Atención! Gritamos.
El hombre que está diciendo esto está a punto de ser crucificado, y lo sabe. No hay razón para que un condenado a muerte, a escasas horas de su ejecución, afirme que ha nacido para ser rey. Pero llama la atención que lo diga, cuando es evidente que no hay tiempo para que sea coronado y menos que ejerza su soberanía.
Entonces ¿por qué dice que ha venido a dar testimonio de la verdad?
Volviendo a William, el príncipe de Gales, él va a ser rey en esta tierra, en su Gran Bretaña, es suya por derecho de nacimiento.
Entonces ¿Cuál es el reino, tiempo de reinado y soberanía de Cristo?
(En este momento nuestra confusión crece, pero también empieza a hacerse la luz en nuestras ocupadas mentes)
-Cristo es Rey.
-No me digas.
-¿Un rey crucificado? -Mira los que están parados a los pies de las tres cruces. Se están burlando. Están jugando a los dados, apostando sus ropas.
-¿Rey?
Aclaremos.
Usando un pasaje del Antiguo Testamento, Jesús dice que quien lo mire (crea en Él) será salvado de la muerte.
Dice así: “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” Juan 3:14-15
Jesús, en su muerte, vence a la muerte, que era la que reinaba hasta ese momento. Su poder sin límites naturales ni sobrenaturales, otorga a sus súbditos, a los que creen, vida eterna.
Un rey tiene el poder para perdonar a un reo de muerte, es su potestad.
Salvo que en este caso, el rey no está sentado en su trono, está colgando de un madero.
-¿Extraño?
Hemos colocado a Jesús, en su papel de sacrificado por encima de su papel de rey. Y la crucifixión fue un hito, un acto de justicia, en su camino a la toma del Poder Absoluto.
Dice Filipenses 2:8-10: “y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra”
Apocalipsis 11: 15 dice: “…Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos”
Y el Salmo 132:11 dice: “El Señor le ha hecho a David un firme juramento que no revocará: «A uno de tus propios descendientes lo pondré en tu trono”
Y en el versículo 17: “Allí haré retoñar el poder de David; He dispuesto lámpara a mi ungido
La Cruz, símbolo de tormento, muerte, y maldición es en realidad, la asunción al poder de Cristo.
Por eso dice: “Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz” Colosenses 2:13-15
Claro, nuestra finita, limitada, orgullosa mente, no lo puede entender a cabalidad.
Pero para deglutirlo lentamente, dejemos “picando” este versículo, ya que fueron palabras pronunciadas por Jesús luego de su resurrección:
- “Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra” Mateo 28:18
Te saluda
Tu hermano en Cristo
Roosevelt Altez

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