El maligno líder final de los últimos tiempos.
El pasaje de Apocalipsis 17:7 y los versículos siguientes exploran un profundo simbolismo a través de las figuras de "la mujer" y "la bestia". Estos símbolos son cruciales para entender la visión apocalíptica presentada en este capítulo.
Simbolismo de la Mujer y la Bestia
- La Mujer: La mujer es retratada como una figura de gran influencia y autoridad, a menudo interpretada como una ciudad poderosa o un sistema religioso que ejerce control sobre los gobernantes del mundo. En muchas interpretaciones, esta mujer se asocia con Babilonia, un símbolo de corrupción moral y oposición a Dios.
- La Bestia: La bestia representa un imperio blasfemo y opresivo, o un gobernante, un antagonista recurrente en la literatura apocalíptica. Esta bestia, descrita como ascendiendo del abismo, tiene una historia compleja marcada por ciclos de surgimiento, caída y resurgimiento. La naturaleza de la bestia está ligada al engaño, al poder y a la eventual destrucción.
Análisis Estructural y Significado Simbólico
El pasaje utiliza un recurso literario conocido como quiasmo, donde los temas se presentan en un orden y luego se retoman en orden inverso, creando una estructura reflejada. En este caso:
- La primera parte (Apocalipsis 17:8-14) discute en detalle a la bestia, enfocándose en sus orígenes, naturaleza y la reacción del mundo ante su presencia.
- La segunda parte (Apocalipsis 17:15-18) cambia el enfoque a la mujer, reiterando su importancia y su destino final.
Simbolismo Detallado de la Bestia (Apocalipsis 17:8-14)
- Tres Fases de la Bestia: La bestia se describe con tres fases distintas—"era, no es, y volverá". Esta frase captura la naturaleza cíclica de los imperios malignos, que aparecen, desaparecen y resurgen a lo largo de la historia. El regreso de la bestia del abismo simboliza el resurgimiento de un poder maligno antiguo y formidable.
- Los Habitantes de la Tierra: Aquellos que viven en la tierra se asombran ante la bestia porque aparentemente desafía la muerte y vuelve al poder. Este asombro refleja el poder seductor y engañoso del mal, que puede capturar las mentes de aquellos que no están alineados con la verdad divina.
- Las Siete Cabezas y Diez Cuernos: Las siete cabezas y los diez cuernos de la bestia están cargados de simbolismo. Las siete cabezas se interpretan como siete montañas, a menudo vinculadas con Roma, la "ciudad sobre siete colinas". Esta conexión apunta a la importancia histórica de Roma como centro de poder y persecución contra los primeros cristianos. Los diez cuernos representan diez reyes que aún no han recibido poder, pero que reinarán brevemente con la bestia, significando una coalición de gobernantes bajo la influencia de este poder supremo.
La Alianza de la Mujer y la Bestia (Apocalipsis 17:15-18)
- Siete Montañas y Siete Reyes: Las siete cabezas también representan siete reyes, cinco de los cuales han caído, uno está reinando y uno está por venir. Esto indica una progresión histórica de imperios o gobernantes que culmina en un líder final, particularmente maligno, que emergerá en los últimos tiempos. El octavo rey, que surge de los siete, está estrechamente asociado con la propia bestia, representando la culminación del mal.
- Roma y el Papado: La descripción detallada de las siete montañas a menudo se asocia con la ciudad de Roma, y algunas interpretaciones sugieren una correlación con el surgimiento del Papado, mientras diferentes papas y su influencia respectiva se asignan a estas montañas. La naturaleza profética de estos versículos sugiere un período futuro de intensa persecución y guerra espiritual, culminando en el juicio final.
El Conflicto Final
El pasaje enfatiza que, a pesar del aparente poder y resurgimiento de la bestia, su destino está sellado. La bestia y sus seguidores, incluidos los diez reyes, harán guerra contra el Cordero (Cristo), pero el Cordero los vencerá porque Él es "Señor de señores y Rey de reyes". Aquellos que están con Él—llamados, escogidos y fieles—compartirán esta victoria.
Conclusión
El simbolismo en Apocalipsis 17:7-18 sirve para ilustrar la naturaleza transitoria del poder mundano y el triunfo final de la justicia divina. La mujer representa sistemas mundanos corruptos que se alinean con imperios opresivos simbolizados por la bestia. A pesar de su aparente invencibilidad, tanto la mujer como la bestia están destinados a la destrucción. El texto advierte sobre el poder seductor del mal y la importancia de permanecer firmes en la fe, ya que la victoria final pertenece a Cristo y a Sus seguidores.
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Bendiciones
Tu hermano en Cristo
Roosevelt Jackson Altez M.T.S
Magister Estudios Teológicos “Logos Christian University
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