Monday, December 2, 2013

El ángel de Betesda



“porque un ángel descendía al estanque de vez en cuando, y agitaba el agua; y el primero que descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviera”

¿Leyenda urbana, verdad bíblica, o mala interpretación?

Vayamos a los hechos, al menos lo que conocemos de ellos.

El pasaje bíblico que se refiere al famoso ángel es el siguiente:
“Después de estas cosas había una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén.
En Jerusalén, cerca de la puerta de las ovejas, hay un estanque, llamado en hebreo Betesda, el cual tiene cinco pórticos. En ellos yacían muchos enfermos, ciegos, cojos y paralíticos [que esperaban el movimiento del agua, porque un ángel descendía al estanque de vez en cuando, y agitaba el agua; y el primero que descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviera.
 Allí había un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo.  Cuando Jesús lo vio acostado, y se enteró de que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo:
-¿Quieres ser sano?
El enfermo le respondió: -Señor, no tengo a nadie que me meta en el estanque cuando el agua se agita; y en lo que llego, otro baja antes que yo.-  
Jesús le dijo: -Levántate, toma tu lecho, y vete-.
Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho y se fue.
Juan 5:1-9

Lo que ha perdurado del pasaje es el ángel y las aguas milagrosas, como lo podemos apreciar en monumentos, obras teatrales, libros, nombres de ciudades  y otros.
Mencionamos algunos:
La fuente de Betesda de Central Park de Nueva York lleva ese nombre. La descripción dada en el sitio de internet http://www.centralparknyc.org dice lo siguiente: “Elevándose sobre la terraza de Bethesda  está la  fuente de Bethesda, con la famosa estatua del ángel por encima de las aguas que caen. La estatua hace referencia al Evangelio de Juan, que describe a un ángel bendice la piscina de Betesda, dándole poderes curativos. La fuente conmemora el sistema de agua de Croton, que fue el que primero trajo agua dulce a la ciudad de Nueva York en 1842”
Una obra teatral de Thorton Wilder: “El ángel que agitaba las aguas”, está basada en la interpretación bíblica de los versículos uno al cuatro del capítulo cinco del Evangelio de Juan.
Hay muchas otras obras literarias basadas en este pasaje.
También no son pocas las piscinas y fuentes llamadas así, con clara referencia al pasaje de Juan.

La pregunta es: ¿Cuál es la relevancia del supuesto ángel, y de las aguas con poderes curativos en el pasaje que se narra? ¿en verdad bajaba y agitaba las aguas?, ¿era cierto que el primero que ingresaba en el estanque sanaba?

Vayamos a la versión original en griego, traducida al español sin alterar el orden de las palabras: “Después de estas cosas,  había una fiesta de los judíos y fue Jesús arriba a Jerusalén. Hay, por otra parte, en Jerusalén en la Puerta de la Ovejas, una fuente llamada en arameo Betesda, cinco pórticos teniendo. En ellos yacía una multitud de aquellos enfermos, ciegos, cojos, paralíticos, esperando que el agua se moviera. Un ángel, en efecto, durante ciertos tiempos descendía dentro de la fuente y agitaba las aguas. Aquel quien entonces primero entraba luego del agitarse de las aguas, sanábase de cualquier enfermedad que en ese momento tuviera” Juan 5:1-4

Lo primero que observamos, tanto en la versión Reina Valera contemporánea como en el texto traducido directamente del griego es que no es la fuente, ni el ángel en quien focaliza su atención el relator, sino en Jesús yendo a Jerusalén a la fiesta de los judíos. Lo hacía cumpliendo con los requerimientos de la ley establecida en aquel tiempo por los fariseos y saduceos en cuanto a la concurrencia a las festividades.
 ¿Qué hizo que se detuviera en la fuente? ¿El ángel, las aguas milagrosas o el paralítico?
Es decir, Jesús no se desvió para ir a la fuente, como lo hizo cuando se detuvo en el pozo de Jacob, en el capítulo anterior.
No se menciona que expresamente se apartara del camino a encontrarse con el paralítico. Esta diferencia es importante porque cuando habló con la mujer samaritana en el pozo de Jacob, la consecuencia fue que aquel pueblo despreciado por los judíos, los de Samaria, recibieran la buena nueva de su presencia, y de la salvación disponible para todos los que creyeran.
El paralítico y los enfermos que permanecían alrededor del estanque no se mencionan como no judíos ya que cuando Jesús sanó a gentiles, los evangelistas se cuidaron de resaltarlo, pero no en este caso.
Es claro que Jesús fue movido por compasión a acercarse al enfermo, pero si en el Espíritu el Maestro sabía todas las cosas, ¿no era en contra de la voluntad de Dios, que era quien había enviado el ángel, con directivas expresas de mover el agua y otorgarle efímeras propiedades curativas, el sanar a alguien que esperaba por ese mensajero invisible?

Ahora, si eran judíos, conocían a Dios, la ley y los profetas. Sabían que la forma en que Dios respondía (y responde) era mostrando arrepentimiento, orando, confesando sus pecados, clamando. El salmista (Salmo 51, entre otros), el segundo libro de Crónicas, Nehemías, Daniel, por mencionar algunos, lo dejan bien en claro.

Jesús no hizo referencia en ningún momento al agua, a la fuente, ni al ángel. Se dirigió directamente al inválido, y habló con él. No le preguntó por el ángel, ni por las propiedades sanadoras del agua.
Pero tratemos de extraer lo máximo del pasaje.
Separemos los hechos:
·        La gente enferma no esperaba por el ángel, esperaba el movimiento del agua. Es evidente que ellos no veían al ángel, sus miradas estaban pendientes del momento en que el agua se agitara.
·        El evangelista, deducimos, nunca vio al ángel, sino que se limita a decir la causa por la cual los enfermos esperaban alrededor del agua. Es más, explica anticipadamente en quién tenía basadas sus esperanzas de sanarse el paralítico.
·        El agua sólo adquiría propiedades curativas cuando era tocada por el ángel, y uno solo de los enfermos, el primero en sumergirse, agotaba el milagro.
·        El agua manaba por debajo de la tierra, no era el producto de un torrente a cielo abierto. Esto se sabe porque no hubiera habido forma de mantener el agua limpia si llegara por la superficie. Y porque se deduce que esta fue la provisión de agua de Jerusalén cuando era sitiada, que el rey Exequias canalizara por un túnel.

De lo expuesto podemos fácilmente sacar en conclusión que: 1) nadie vio nunca al ángel, 2) no había regularidad en la frecuencia de movimiento del agua, 3) las propiedades curativas del agua era sumamente efímeras. También podemos aventurar que por lo irregular de las lluvias, el volumen de agua recibido fluctuaba, causando movimientos al agua.
Sin olvidarnos de que Jesús el personaje principal, no sólo de este pasaje, sino de todo el Antiguo Testamento, y la causa única por la que se escribiera todo el Nuevo Testamento, continuemos por unos momentos con el ángel.
Debemos hacer dos puntualizaciones: 1) no hay ningún pasaje bíblico donde un ángel actúe al azar, sin un objetivo predeterminado. Los ángeles son espíritus ministradores, como lo expresa este pasaje: “¿Y acaso no son todos ellos espíritus ministradores, enviados para servir a quienes serán los herederos de la salvación?” Hebreos 1:14
Los ángeles son enviados, eso significa su nombre en hebreo y en griego.
Ahora, ningún rey manda un mensajero a entregar un mensaje al azar. Los mensajes tienen un destinatario. Y hablando de rey, el Rey de los Judíos estaba en la tierra. Jesús paró en el estanque a sanar a uno de los enfermos, quizás el único que se encontraba allí en ese momento, dado que los ciegos, cojos y demás solían concurrir a las fiestas, cuando las escalinatas del templo estaban concurridas, para recibir limosnas. Esto sucedía así, y es referido en el libro de los Hechos: “Un día, Pedro y Juan subían juntos al templo. Eran las tres de la tarde, es decir, el momento de la oración,  y vieron allí a un hombre cojo de nacimiento. Todos los días era puesto a la entrada del templo, en la puerta llamada «la Hermosa», para pedirles limosna a los que entraban en el templo” Hechos  3:1.

El segundo punto es que los ángeles no se presentaron nunca delante de multitudes para sanar. Sí lo hicieron muchas veces en el Antiguo Testamento, con apariencia humana, como mensajeros.
También fueron (y serán, de acuerdo con Apocalipsis) enviados por Dios a ejecutar el juicio divino, ya sea a destruir o matar, como portadores de pestes u otro tipo de castigo, siempre predeterminado por la soberanía, voluntad y propósito de Dios.
Acompañaron y acompañan a Dios por millares, desde que fueron creados y hasta la eternidad.

Otra observación muy a tener en cuenta es la Gracia, Misericordia, Justicia y Compasión de Dios.
Y por ellos hacemos esta pregunta: ¿Enviaría Dios un ángel a tocar el agua para que los relegados de la sociedad, enfermos, marginados, compitieran para sumergirse en ella, para que sólo uno se sanara?
Porque si se toma como verdad absoluta que era un ángel que hacía que se produjera el fenómeno, también debemos tratar como verdad absoluta que era sólo uno el que se sanaba. Y esto presenta otro inconveniente. Es acertado deducir que aquellos desesperados se tiraban al agua en cantidades. ¿y si saltaban o eran arrojados dos a la vez, iba Dios a dejar que recibiera la sanidad sólo uno?

Y continuando con el plan eterno de Dios, recordemos el pasaje de Lucas 4:17-21: “Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor. Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros”
Esto sucedió antes del episodio de Betesda, el que vino a sanar fue Jesús, no un ángel.
Algo más: en el período inter testamentario, por cuatrocientos años, hubo un silencio absoluto del Todopoderoso.
¿Habría Dios de mandar un ángel a sanar mediante el movimiento del agua de un estanque, mientras todo el pueblo estaba esperando la llegada del Mesías?

Al Evangelio de Juan se le llama también el libro de las señales, ¿qué señales? ¿Se incluye la del ángel?
No de acuerdo al mismo evangelista, que expresa: “Jesús también hizo muchas otras cosas, las cuales, si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir. Amén” Juan 21:25

Y esto es lo que salta a la vista al leer el pasaje, la falta de propósito del ángel y el claro propósito de Jesús.
La extraña pregunta del Maestro también nos enseña algo: ¿Quieres ser sano?
La respuesta era obvia y simple. Sí.
Pero no fue eso lo que contestó el enfermo. Tenía los ojos fijos en el agua, no en Dios, que parado allí le ofrecía la solución por la que esperara treinta y ocho años.
Ni el paralítico ni el resto de los minusválidos buscaban a Dios, esperaban por algo tangible, que podían ver.
Nos resulta asombroso que cristianos maduros crean y alimenten los poderes de aquella fuente y la existencia del ángel.

Pablo expresa en 1 Timoteo 1:3-4: “Como te rogué que te quedases en Efeso, cuando fui a Macedonia, para que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina,” y en el capítulo 4:7: “Desecha las fábulas profanas y de viejas. Ejercítate para la piedad”
 Y en 2 Timoteo 2:16 dice: “Mas evita profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la impiedad” y en el Capítulo 4:3-4: “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas”

Cabe también destacar que algunas versiones dicen: “un ángel del Señor”. Ese “del Señor” no está en el texto original.

Otras versiones omiten la mención del ángel, y sin considerar si debe estar incluida o no, sí es conveniente clarificar que el pasaje no pierde su sentido por esta omisión, lo que pauta que el elemento sobrenatural causante y la causa no contribuyen a la enseñanza.
Y como conclusión, anotemos que si fue Dios quien envió o enviaba esporádicamente al ser sobrenatural invisible, no nos parece que fuera el mismo Dios que amó tanto al mundo que: “ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna” Juan 3:16

Dios te bendiga con todas las bendiciones celestiales disponibles para ti.

Tu hermano en Cristo

Roosevelt Altez

Escríbenos a: raltez@gmail.com

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Wednesday, September 11, 2013

El ayuno del burro

El gallo, consuetudinario madrugador, anunció la llegada de la aurora.

Algunos pájaros ya se le habían adelantado en su temprana rutina y cantaban alegres, (o al menos lo parecían). No escatimaban esfuerzos por hacerle saber a todo ser viviente que pronto el sol tocaría la tangente del horizonte y que era absolutamente necesario ponerse a hacer algo, es decir, a buscar comida.
En una vivienda en las afueras de la ciudad, una yunta de bueyes se demoraba en alzar sus moles, perezosos en la comodidad del terroso lecho, debajo de una encina centenaria.
Un burro, dentro del pesebre superpoblado, se levantó sin entender demasiado el porqué del apuro de los alados cantores, por cuanto tenían todo el día por delante para alimentar sus menudos cuerpos emplumados.
Después de sacudirse el polvo, meneó su cola, se golpeó con ella sus ancas, y la pasó entre las patas. Se frotó los ojos en sus extremidades anteriores y luego bostezó, dando por terminada su higiene matutina.
Le extrañó que el hijo menor de su dueño no hubiera llegado a molestarlo como todos los días, pero el joven a veces se olvidaba de sus tareas, demorándose tirando piedras a blancos imaginarios.
Se dirigió a la salida del humilde establo justo cuando el sol adelantaba sus rayos, en majestuosa aparición.
No vio ningún ser humano, ni de su casa, ni de los que cotidianamente transitaban por el camino, ya a esa hora de la mañana.
–Extraño- pensó. -Ayer no fue dia de fiesta.
Gallinas picoteaban el seco terruño, y las cabras rondaban en el reducido espacio del patio en procura de raíces. El rebaño de ovejas, esquilado hacía poco, saltaba de una en una el portillo semicerrado, y escapaban hacia el abrevadero del lado oeste de la vivienda.
Los pastores no aparecían, las mujeres tampoco.
Un murmullo se elevaba de las moradas vecinas y de las habitaciones de sus dueños. Y aunque el burro no era muy avezado en melodías, notó que el contenido las prolongadas notas que se escapaban por las ventanas se asemejaba más a gemidos que a regocijo.
El jumento no era dado a la bebida, pero de tanto cargar borrachos de regreso a casa se había familiarizado con las manifestaciones de alegría producto de las libaciones, y había llegado a asociar el olor peculiar que exhalaban (sumamente desagradable para su gusto), mientras cantaban en el trayecto de vuelta. Esos lamentos no eran canciones de ebrios.
Y la mañana avanzó sin producirse cambios. Continuaban las voces, pero nadie salía de las viviendas. Esto lo alarmaba porque la poca agua de los abrevaderos ya casi se había consumido, y el calor diurno comenzaba a sentirse.
Del rebaño brotaban balidos de desconformidad por la ausencia del pastor, y pese a la mansedumbre ovina natural, se notaba el nerviosismo provocado por la espera fuera de lo común, sustancial cambio en la rutina diaria.
El asno decidió indagar sobre el asunto, y se dirigió a preguntar a las gallinas, chismosas empedernidas, que se aprovechaban de la familiaridad con las personas para enterarse de todo. Una a una contestaron que no entendían lo que ocurría, pero al tocarle el turno a una polla colorada, muy conocida por lo sabihonda, ella dijo que en la mañana del día anterior un extranjero que vino del mar, pasó por esta parte de la ciudad advirtiendo que todo iba a ser destruido.
Un ohhh! rebuznado con sorpresa salió del hocico del jumento, y las amigas de la portadora de tan inquietante noticia cacarearon atemorizadas. Uno de los bueyes, rumiante de pocas palabras, con fama de sabio, se interesó al escuchar sobre el asunto y se acercó sin prisa. Al entrar en el círculo, comentó que  luego de uncirlo a la carreta,  al caer la tarde del día anterior, ya saliendo de la plaza donde sus amos vendían hortalizas, éstos se subieron al pescante para escuchar a un heraldo del rey. El pregonero, luego de cada toque de tambor repetía: “Que nadie tome ningún alimento. Que tampoco se dé de comer ni de beber al ganado y a los rebaños. Al contrario, vístanse todos con ropas ásperas en señal de dolor, y clamen a Dios con todas sus fuerzas. Deje cada uno su mala conducta y la violencia que ha estado cometiendo hasta ahora; tal vez Dios cambie de parecer y se calme su ira, y así no moriremos.” Firmado, el Rey de Nínive
Según el buey, aquella proclama se repitió varias veces, hasta que la voz se perdió en la distancia. También agregó que en el camino de regreso los hombres no pararon de hablar del asunto, y no urgieron a la yunta a volver con prontitud como de costumbre, sino que se demoraron hablando con los que se le cruzaban, comentando tan impactante e inusual asunto.
-¿Qué significa eso de clamar, y mala conducta?- Nunca escuché tal cosa-, dijo el burro
-¿Ropas ásperas, nosotras?- preguntó una cabra entrometida,
-¿Y cuándo va a pasar esto?, le preguntaron al buey.
-Según los hombres, dentro de cuarenta días.
Era una muy mala noticia estar sin comer ni tomar agua por tres días. Los animales más viejos recordaban las sequías, y como se marchitaba la hierba al agotarse el agua, la muerte de sus congéneres y el dolor de los hombres.
-Pero son sólo tres días, nos han tenido sin comer por más tiempo, ahora el agua sí que es un problema-, dijo el burro.
-Claro que ellos siempre están comiendo-, apuntó la gallina chismosa.
-¿Quién es Dios? Preguntó la cabra.
Se hizo un gran silencio. Nadie lo conocía.
Tenía que ser muy poderoso para que el mismísimo rey mandara aquel mensaje y para que todas las personas estuvieran tan preocupadas.
-Para los humanos ayunar no es sólo no comer-, corrigió el buey. -También es eso que estamos escuchando, esas voces tan extrañas, el agua salada que sale de sus ojos.
-Nadie me contesta mi pregunta- insistió la cabra: ¿Quién es Dios?
-No sabemos quién es-. Le dijo el burro y continuó: -pero a mí me cargaron una vez una imagen de madera, a la que le llamaban diosa Ishtar, y me hicieron llevarla por varios caminos hasta la casa de otros seres humanos. Agregó:
-Cuando pasaba, la gente se inclinaba delante de mí. Yo me puse muy feliz, porque supuse que los hombres me honraban, hasta que uno de los que me guiaba me dio con una vara en mis ancas y me recordó quien yo era.
-Para que el rey y sus ministros hayan mandado anunciar el decreto, este dios tiene que ser mucho más poderoso que la imagen que te hicieron llevar en tus lomos- acotó el buey.
-Nuestro rey es muy fuerte-, dijo el burro, -cuando sale a la guerra con su ejército demoran tanto como un día en atravesar las puertas de la ciudad, de la madrugada a la noche. Y el polvo que levantan al marchar puede verse desde muy lejos. Sus caballos son los más veloces del mundo, y como sus jinetes, no tienen miedo a nada.
-¿Cómo el rey le va a tener miedo a Dios?
-Tienes razón-. Asintió la cabra. –Pero menos sentido tiene que nos pongan bolsas por encima con este calor- Y mirando al buey, inquirió:
-¿Habrás oído bien?
El enorme animal se ofendió ante la duda. Dio media vuelta y volvió al lugar donde todavía reposaba su socio, sacudiendo la cabeza.
Las gallinas se alejaron.
La cabra vio una raíz entre dos piedras, y olvidó el asunto, dedicándose a remover la tierra con sus pezuñas.
Los lamentos aumentaban de volumen lentamente, extendiéndose por la ciudad.
El burro exhaló un rebuznado suspiro de resignación, mientras comentaba.
-Sigo sin entender esto del ayuno.
Moraleja: Todos conocemos que a Jonás se lo tragó un pez, pero como el burro, seguimos sin entender lo del ayuno.
(Leer el libro de Jonás)
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Saturday, August 24, 2013

¿Por qué la Biblia?



¿Por qué la Biblia?

-No. No es un error tipográfico. Falta el verbo.

¿Por qué leer la Biblia? ¿Por qué estudiar la Biblia? ¿Por qué existe la Biblia?

      En estos tiempos que corren es muy difícil encontrar personas las que les guste la lectura. Pero hay. Las he visto en los medios de transporte, sobre todo en los vuelos internos de Estados Unidos. Muy pocos leen la Palabra de Dios, pero leen.
      La lectura tiene una virtud, que el cine, video o cualquier otro medio audio visual han quitado. El lector tiene que imaginarse lo que lee; La historia va cobrando forma en su mente. Esto le da una libertad que no tiene el espectador audiovisual. Esta es que su cerebro no necesita de intérprete, de guionista, de actores, de puestas en escena. Y esto es fundamental, porque el fenómeno de decodificación del mensaje es interno, no es afectado por otras mentes o voluntades.
      ¿Y por qué esto es importante con la Biblia?
       Porque Dios quiere tener una relación personal con cada uno de nosotros. Simple.
Si leemos una novela, el autor necesariamente nos tiene que situar en el tiempo y espacio donde se van a desarrollar los acontecimientos. Nos tiene que presentar a los protagonistas. Y la importancia de cada uno de ellos en la trama de la historia.
La Biblia es similar, con una pequeña diferencia, hay un solo protagonista: Dios. Y una sola trama, la relación de Él con su pueblo.
Y está escrita enteramente para nuestro beneficio. Dios no se recibe ninguna retribución por su “obra prima”, ni la necesita.
Entonces nos preguntamos de nuevo:
-¿Por qué la Biblia?. Y respondemos con otra pregunta: -Dios, ¿por qué no me hablas?
-¿Entiendes?
-¿Todavía no?
Ten paciencia.

Imaginemos un diálogo con Dios.
Y empezamos con la pregunta anterior: Dios, ¿Por qué no me hablas?
Ante su silencio, nos atrevemos un poco más: -Señor, por una vez en mi vida, quiero tener una conversación contigo, quiero escuchar tu voz. Sí, es cierto, escuchas mis oraciones. Pero no contestas. Se me hace muy difícil la relación contigo Dios.
-Silencio, y más silencio.
-Dices que clames y clamo. Grito. Repito. Insisto. Golpeo. Pero nada
Entonces escuchas dentro de ti una voz:
-¿Has leído Habacuc?
-¿Haba qué?
-Habacuc, H-a-b-a-c-u-c.
Piensas: -Debe estar en el Antiguo Testamento
-Entonces no has leído lo que he escrito, lo que he dicho: “¿Hasta cuándo, Señor, he de pedirte ayuda sin que tú me escuches? Habacuc 1:2
Tú respondes: - Bueno, tienes razón. He leído algo. Pero… -(Dios estaba esperando tu “pero, no le sorprende)-, pero me gustaría oír tu voz, ver tu cara, poder captar tus expresiones.
-¿Soportarías el estruendo de enormes cascadas, el retumbar del trueno?. “Pero el Señor, en las alturas, se muestra poderoso: más poderoso que el estruendo de las muchas aguas, más poderoso que los embates del mar” Salmo 93:4. “Desde el cielo se oyó el trueno del Señor,     resonó la voz del Altísimo” 2 Samuel 22:14
-Pero verte Señor.
-“No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá” Éxodo 33:20. “Ante ese espectáculo de truenos y relámpagos, de sonidos de trompeta y de la montaña envuelta en humo, los israelitas temblaban de miedo y se mantenían a distancia.  Así que le suplicaron a Moisés: -Háblanos tú, y te escucharemos. Si Dios nos habla, seguramente moriremos” Éxodo 20:18-19
Insistes:
-¿Pero, no puedes vestirte como hombre, disminuir tu poder, para que pueda verte y hablarte?
            -Ya lo hice.
      -¿?
      -Sí, hace ya casi dos mil años vine. Fui a bodas, a funerales, a casa de gente mala. Enseñé por los campos, los mercados. Jugué con los niños. Contesté un montón de preguntas.
Los míos no me recibieron, unos pocos creyeron en mí. Aunque les dije quién era, no me creyeron.
-¿No has leído?
-“Pero como ya les dije, a pesar de que ustedes me han visto, no creen” Juan 6:36. “Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?” Juan 14:9

Volvemos a la pregunta: -¿Por qué la Biblia?
-¿Entiendes ahora?

Si cotejáramos con la Biblia antes de acusar a Dios de no escucharnos, callaríamos como Job. Si le dedicáramos un poco más de tiempo a su Palabra, nuestros problemas disminuirían enormemente. Si le habláramos en oración después de escucharlo, las respuestas no tardarían en llegar.
¿Te atreves?

Tu hermano en Cristo
Roosevelt Altez
Escríbenos a raltez@gmail.com

Thursday, July 18, 2013

Historias de pescador

¿Quién no ha escuchado historias de pescador?
Las tales giran en torno a dos sujetos, el protagonista y la gran pesca realizada.
¿No es cierto?
He ido a pescar muchas  veces, me gusta. Y aunque con los años la agitación por la aventura se aplaca, siempre hay una dosis de ansiedad mientras me preparo para la jornada.
La mayor emoción del pescador es sentir el tirón en la línea, luego de verificar que el pez mordió, y se enganchó, comienza a recoger  lentamente el hilo, trayendo hacia afuera del agua su pesca.
Y claro, cuanto más grande la presa, mayor la alegría. Y mayor la necesidad de contarlo luego  a los amigos.
De acuerdo al tamaño, será nuestra fama.
 Y seguramente lo anecdótico del logro permanecerá en nuestra mente y en la de nuestros amigos por largo tiempo
Pescamos  como deporte, como pasatiempo.
Pero si tuviéramos la necesidad de pescar para comer, o para vender,  pues es a lo que nos dedicamos y de ello depende nuestra subsistencia diaria, entonces el asunto cambia. Si no pescamos, no sólo no comemos, tampoco podemos comercializar con nuestras manos vacías. No tenemos nada que ofrecer.
Por eso es tan importante regresar con la bodega repleta de mercancía. Y eso cuesta. Lleva tiempo, dedicación, malos ratos, frustraciones, y un continuo volver a empezar. A veces las redes se recogen vacías, a veces medianamente cargadas, y muy raramente, llenas.
Cualquiera que sea tu oficio o profesión, seguro conoces lo frustrante que es el no haber obtenido lo que necesitas, pese a tus esfuerzos.
Repasa conmigo esta historia, y entenderás adonde quiero llegar:

                “-… Ahora ve a las aguas más profundas y echa tus redes para pescar.
-Maestro  -respondió Simón-, hemos trabajado mucho durante toda la noche y no hemos pescado nada; pero si tú lo dices, echaré las redes nuevamente.
 Y esta vez las redes se llenaron de tantos peces, ¡que comenzaron a romperse!  Un grito de auxilio atrajo a los compañeros de la otra barca, y pronto las dos barcas estaban llenas de peces y a punto de hundirse”
Simple, asombroso, extraordinario.
Y sobre esta historia se han tejido, elaborado, un sinnúmero de enseñanzas. Y  los pescadores no suben a los árboles, pero los predicadores si, y se han ido por las ramas, alejándose de lo esencial del pasaje;  la provisión sobrenatural de la necesidad.
Un sólo requisito fue necesario para que se operara el asombroso resultado, la obediencia de Simón Pedro.
Que el veterano pescador creyera o no, no importaba. La esencia del milagro radicó en que, por encima de la frustración, de la incredulidad, el hombre se desplazó adonde le fue indicado y allí hizo lo que se le requirió.
-¿Cambió la forma de operar de Dios a través del tiempo?
-No
-¿No obtienes los resultados esperados?
Porque la Palabra dice, pide y recibirás, busca y encontrarás, golpea y se te abrirá.
Pero no te quedes en la seguridad de tu espacio confortable, de la rutina que te mantiene preso en tus propios, escasos, recursos.
Navega hacia aguas profundas. Como ciego que es llevado de la mano, ten confianza en tu guía aunque no veas. Y cuando escuches la voz: ahora sí, no analices y lanza tus redes al mar.
Obedece y ten confianza.
Dios es fiel. Dios no miente. Dios no se arrepiente de lo que prometió y dijo.
¡Buena pesca!

Tu hermano en Cristo
Roosevelt Altez

Pasaje bíblico: Lucas 5:4-7

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Wednesday, July 10, 2013

Pornografía versus cristianismo


En estos días la pornografía está presente en todo lugar. La adición a la pornografía, especialmente entre los hombres, se ha diseminado ampliamente. Los jóvenes conocen la pornografía mucho antes de poder entender que es y lo que significa.
            El despertar al sexo y la sexualidad de los jóvenes, cosa natural, es adelantado por el conocimiento temprano de la pornografía y la desnudez explícita, ingresando a sus mentes y sus sentimientos terriblemente distorsionado. Esto sucede tanto en varones como en mujeres.
            Algunos cristianos pueden usar como excusa que lo que ellos experimentan - y voluntariamente comparten- de este contacto con lo sexualmente desviado le sucede a todo el mundo. Y piensan que como “esto le sucede a todo el mundo” , no es tan malo como parece y puede ser visto y disfrutado por ellos también.
            Pero el hecho de haberse generalizado el uso de la pornografía y su consecuente adicción, y que parezca algo normal, no quita,  ni siquiera disminuye el horror de la misma.

Te voy a hacer una pregunta, pero antes es necesario que leas esto:

Profanación y excitación (estimulación)
           
Hay una consecuencia ineludible, derivada del hecho de que el ser humano porta, lleva consigo, carga la imagen de Dios.
Lee cuidadosamente: “No hay nada ni nadie que Dios valore más que al ser humano”
            -Espera. Vuelve a leer:
            “No hay nada ni nadie que Dios valore más que al ser humano”

            -Haz una pausa, respira profundo. Piénsalo.

            Llevar en nosotros la imagen de Dios es un privilegio extraordinario y trae consigo un valor extraordinario.
            Jesús preguntó: ¿Qué le aprovecha al hombre si gana todo el mundo pero pierde su alma?
            Si acumularas la fortuna de Bill Gates y le agregaras la de Donald Trump y la de Salomón, apenas estarías arañando la superficie del valor de tu alma, de tu persona. Las riquezas desaparecerán, se corromperán y perderán, pero el alma permanecerá. Lo que vemos es lo exterior. Pero cuando toda la fortuna desaparezca, el alma continuará viviendo.
Dios dice que no hay nada en toda la creación que EL valore más que al ser humano. Y si esto es verdad, entonces no puede haber nada más aberrante para Dios que la profanación de la humanidad del hombre, de su ser.
            Para que el hombre pueda rechazar la verdad de que está hecho a la imagen de Dios, le es necesario destruir dentro de sí mismo esta verdad. Para ello, debe adquirir una cultura de profanación y muerte, debe ingresar en ella.
Cuando miras pornografía, estás asistiendo a la violación de lo que Dios considera más importante que toda cosa creada. Es una transgresión a todo lo que es una persona. Porque el sexo va mucho más allá de la piel. Tiene la profundidad del alma.
Cuando miras pornografía, no sólo miras, la disfrutas, y no sólo la disfrutas, te estimulas con ella.
            Dios dice: valoro al ser humano porque está hecho a mi imagen y semejanza.
            Cuando miras pornografía, estás mirando la degradación del ser humano creado por Dios.
Estás asistiendo a su corrupción, a su violación, a su profanación. Y cuando creas fantasías sexuales sobre ello, estás haciendo lo mismo.
            Dios dice: “De todo lo que he creado no hay nada que tenga más valor y dignidad”
El asistir, el presenciar pornografía, es deleitarse en la profanación, el hacerse indigno de eso que Dios ha creado; tú mismo.
            Dios dice: “Odio cuando el cuerpo y el alma son manchados”. Pero tú dices: “me excita’.

Como te mencioné antes, tengo una pregunta importante para hacerte. Pero antes te invito a considerar otra consecuencia importante de la pornografía.

El porno y su retrato

No hay nada más importante en toda la creación, con más valor, que el ser humano. No hay otro mensaje más central en el evangelio de muerte y resurrección de Jesucristo.
            Mucho antes de la cruz, Dios decidió incrustar en la imagen del ser humano la mismísima representación del Evangelio: el matrimonio. El gran misterio del matrimonio sólo se revelaría después de la Cruz del Calvario, es que el casamiento siempre ha sido y será lo que es el Evangelio. La relación entre el esposo y la esposa apunta constantemente a la relación de Cristo y su iglesia.
Y el sexo está intrínsecamente unido al matrimonio. La única expresión verdadera del sexo es dentro del matrimonio, porque solamente allí puede la relación sexual apuntar al íntimo amor de Cristo por su gente.
El sexo fuera del matrimonio hace mentiroso a Cristo, habla mentiras sobre su iglesia, y es una completa burla al Evangelio. Manosear el sexo es entrometerse con la muerte y resurrección de Jesucristo.

Cuando miras pornografía te estás burlando del Evangelio.
Estás mirando la violación del evangelio, estás disfrutando de la violación al Evangelio, te estás estimulando con ello. Dios dice: “Te he dado esta gran figura de Cristo y su iglesia” y tú estás observando ese retrato ser desfigurado, violado, y burlado. Y lo disfrutas mientras sucede.
Dios dice: “ La pureza de la relación sexual apunta a la pureza del amor que el Salvador tiene por ti”. Y tú dices: “Ahora necesito una forma diferente de salvación,  de un diferente salvador. Una relación que me satisfaga más, y esa no la proveyó Cristo en la Cruz. Yo necesito la salvación que sólo este dios puede proveerme”

Y ahora la pregunta:  
La pornografía profana la única cosa que Dios valora por encima de toda la creación. La pornografía se burla de la representación que Dios nos ha dado de su amor por nosotros: del fiel y compasivo amor  de Cristo. Y tú, que reclamas amar este Dios y profesar fe en su Salvador, disfrutas la pornografía, te dedicas a ella, y te estimulas con ella.

Dios quiere que sepas que hay perdón, que el mismo Evangelio del que te has burlado te ofrece ese perdón, incluso para el pecado tan terrible que has cometido.
Pero Dios quiere que consideres algo más. Dios te advierte:
Nadie puede permanecer en pecado. Nadie que permanece en pecado ha visto o conocido a Dios. Cualquiera que practica el pecado es del diablo, porque el diablo es pecador desde el principio.
La razón por la que el Hijo de Dios apareció en el mundo fue para destruir las obras de diablo. Nadie nacido de Dios practica el pecado,  porque la simiente de Dios está en él, y no puede pecar porque ha nacido de Dios. Nadie que permanece en Dios puede permanecer en el pecado, nadie que permanece en el pecado ha visto o conocido a Dios. 1 Juan 3:6, 8-10.

Y esta es la pregunta:
            ¿te gusta tanto la pornografía que irías al infierno por ella?


Tu hermano en Cristo

Roosevelt Altez

Este texto ha sido traducido y adaptado,  de un artículo publicado en www.churchleaders.com
Su autor es Tim Challies.



Wednesday, May 22, 2013

¿Qué es lo que cambió?



“No te echarás con varón como con mujer; es abominación” Levítico 17:22

Tres versículos más adelante dice: “y la tierra fue contaminada; y yo visité la maldad sobre ella, y la tierra vomitó a sus moradores”  Versículo 25
Y luego: “no sea que la tierra os vomite por haberla contaminado, como vomitó a la nación que la habitó antes de vosotros” Versículo 28

Esto sucedía en el año  1440 A.C. aproximadamente. Pero ¿Qué cambió para que el actuar homosexualismo dejara de ser abominación y pasara a ser algo admitido por la sociedad?
Aclaremos que no sólo la homosexualidad es lo que se trata en el capítulo 18 de Levítico, hay otros muchos actos considerados abominación.

Pero mencionamos la homosexualidad porque está siendo abiertamente admitida por los países, hecha ley ya en muchos de ellos.

Y no nos erigimos en jueces.

Hay dos grupos de personas que deben separarse, para estudiar el fenómeno de dos puntos de vista.
Y estos son: Los que creen en Dios Padre, Dios Hijo -Jesucristo y Dios Espíritu Santo; y por el otro lado, los que no creen.

Los que no creen ya han sido condenados, les importe o no. Esto no cambia la sentencia.

Los que creen, bueno, esto ya es “otro cantar”

El ser condenados, y expulsados de la tierra, puede interpretarse de variadas formas, pero es una acción en el plano natural, es decir, donde vivías ya no puedes vivir más, tienes que exilarte, irte, mudarte.

¿Cómo puede suceder esto?, si lo que se menciona es que la tierra te expulsa, entonces hay una sola conclusión, el lugar se ha vuelto inhabitable. Y como es la tierra la que toma la decisión, entonces es la naturaleza la que actúa para removerte del lugar.

Entonces volvemos al asunto, ¿qué opinan los que creen? Y ¿sobre qué bases fundamentan su opinión?
Para los que opinan que Dios ama a los gays, sólo puntualizaremos que Dios ama al pecador, pero no acepta, no puede ver el pecado.

Pero como lo que pretendemos contestar es la pregunta del título, esto es, si algo cambió desde el año 1440 A.C. hasta hoy, 3.453 años después, vayamos a los versículos de Levítico y el tiempo posterior al advenimiento, ministerio, muerte y resurrección de Jesucristo.

El Señor Jesús dijo que El no vino a abrogar, a derogar la ley. Los delitos, pecados o como quieras llamarle, que eran pecado para Dios hace tres mil quinientos años, lo siguen siendo hoy.

La diferencia es que antes de Cristo tenía que derramarse sangre de animales, en sustitución de la sangre requerida para que Dios perdonara al pecador, y fuera lavado de sus pecados. Como dice la Escritura: “ Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión” Hebreos 9:22. Hoy hay que aceptar a Jesús como la víctima sustitutoria  de nuestros pecados.

El Libro de Hebreos es parte de los libros del Nuevo Testamento, y por lo tanto, parte de la Escritura que orienta el comportamiento cristiano dentro de la Nueva Alianza.

Otro libro del Nuevo Testamento es el de Romanos, y éste, en el Capítulo 1, versículo 22 dice: “y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío”

Así que no hay duda, desde el punto de vista bíblico, la homosexualidad sigue siendo abominable.

Repetimos que no nos erigimos en jueces, sino que queremos remarcar un fenómeno actual, que ocurre mientras leemos este artículo.

Y antes de redondear la idea, ya para terminar, leamos otros tres versículo que vienen al caso:

“Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios” Romanos 8:19. Y más adelante: “porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora” versículos 21 y 22.

Casi todos los días, fenómenos naturales de magnitud nunca vista, se manifiestan. En lugares donde nunca habían ocurrido, están llegando tornados, ciclones, terremotos.

La tierra queda inhabitable.  Expulsa a los moradores.

Tú saca tus propias conclusiones.

Tu hermano en Cristo

Roosevelt Altez