En
estos días la pornografía está presente en todo lugar. La adición a la
pornografía, especialmente entre los hombres, se ha diseminado ampliamente. Los
jóvenes conocen la pornografía mucho antes de poder entender que es y lo que
significa.
El despertar al sexo y la sexualidad
de los jóvenes, cosa natural, es adelantado por el conocimiento temprano de la
pornografía y la desnudez explícita, ingresando a sus mentes y sus sentimientos
terriblemente distorsionado. Esto sucede tanto en varones como en mujeres.
Algunos cristianos pueden usar como
excusa que lo que ellos experimentan - y voluntariamente comparten- de este
contacto con lo sexualmente desviado le sucede a todo el mundo. Y piensan que
como “esto le sucede a todo el mundo” , no es tan malo como parece y puede ser
visto y disfrutado por ellos también.
Pero el hecho de haberse
generalizado el uso de la pornografía y su consecuente adicción, y que parezca
algo normal, no quita, ni siquiera
disminuye el horror de la misma.
Te voy a hacer una pregunta, pero antes es necesario
que leas esto:
Profanación y excitación (estimulación)
Hay una consecuencia ineludible, derivada del hecho
de que el ser humano porta, lleva consigo, carga la imagen de Dios.
Lee cuidadosamente: “No hay nada ni nadie que Dios
valore más que al ser humano”
-Espera.
Vuelve a leer:
“No hay nada ni nadie que Dios
valore más que al ser humano”
-Haz una pausa, respira profundo.
Piénsalo.
Llevar en nosotros la imagen de Dios
es un privilegio extraordinario y trae consigo un valor extraordinario.
Jesús preguntó: ¿Qué le aprovecha al
hombre si gana todo el mundo pero pierde su alma?
Si acumularas la fortuna de Bill Gates
y le agregaras la de Donald Trump y la de Salomón, apenas estarías arañando la
superficie del valor de tu alma, de tu persona. Las riquezas desaparecerán, se
corromperán y perderán, pero el alma permanecerá. Lo que vemos es lo exterior.
Pero cuando toda la fortuna desaparezca, el alma continuará viviendo.
Dios dice que no hay nada en toda la creación que EL
valore más que al ser humano. Y si esto es verdad, entonces no puede haber nada
más aberrante para Dios que la profanación de la humanidad del hombre, de su
ser.
Para que el hombre pueda rechazar la
verdad de que está hecho a la imagen de Dios, le es necesario destruir dentro
de sí mismo esta verdad. Para ello, debe adquirir una cultura de profanación y
muerte, debe ingresar en ella.
Cuando miras pornografía, estás asistiendo a la
violación de lo que Dios considera más importante que toda cosa creada. Es una
transgresión a todo lo que es una persona. Porque el sexo va mucho más allá de
la piel. Tiene la profundidad del alma.
Cuando miras pornografía, no sólo miras, la
disfrutas, y no sólo la disfrutas, te estimulas con ella.
Dios dice: valoro al ser humano
porque está hecho a mi imagen y semejanza.
Cuando miras pornografía, estás
mirando la degradación del ser humano creado por Dios.
Estás
asistiendo a su corrupción, a su violación, a su profanación. Y cuando creas
fantasías sexuales sobre ello, estás haciendo lo mismo.
Dios dice: “De todo lo que he creado
no hay nada que tenga más valor y dignidad”
El
asistir, el presenciar pornografía, es deleitarse en la profanación, el hacerse
indigno de eso que Dios ha creado; tú mismo.
Dios dice: “Odio cuando el cuerpo y
el alma son manchados”. Pero tú dices: “me excita’.
Como
te mencioné antes, tengo una pregunta importante para hacerte. Pero antes te
invito a considerar otra consecuencia importante de la pornografía.
El porno y su retrato
No hay nada más importante en toda la creación, con
más valor, que el ser humano. No hay otro mensaje más central en el evangelio
de muerte y resurrección de Jesucristo.
Mucho antes de la cruz, Dios decidió
incrustar en la imagen del ser humano la mismísima representación del
Evangelio: el matrimonio. El gran misterio del matrimonio sólo se revelaría después
de la Cruz del Calvario, es que el casamiento siempre ha sido y será lo que es
el Evangelio. La relación entre el esposo y la esposa apunta constantemente a
la relación de Cristo y su iglesia.
Y el sexo está intrínsecamente unido al matrimonio.
La única expresión verdadera del sexo es dentro del matrimonio, porque
solamente allí puede la relación sexual apuntar al íntimo amor de Cristo por su
gente.
El sexo fuera del matrimonio hace mentiroso a
Cristo, habla mentiras sobre su iglesia, y es una completa burla al Evangelio.
Manosear el sexo es entrometerse con la muerte y resurrección de Jesucristo.
Cuando miras pornografía te estás burlando del
Evangelio.
Estás mirando la violación del evangelio, estás
disfrutando de la violación al Evangelio, te estás estimulando con ello. Dios
dice: “Te he dado esta gran figura de Cristo y su iglesia” y tú estás
observando ese retrato ser desfigurado, violado, y burlado. Y lo disfrutas
mientras sucede.
Dios dice: “ La pureza de la relación sexual apunta
a la pureza del amor que el Salvador tiene por ti”. Y tú dices: “Ahora necesito
una forma diferente de salvación, de un
diferente salvador. Una relación que me satisfaga más, y esa no la proveyó
Cristo en la Cruz. Yo necesito la salvación que sólo este dios puede proveerme”
Y ahora la pregunta:
La pornografía profana la única cosa que Dios valora
por encima de toda la creación. La pornografía se burla de la representación
que Dios nos ha dado de su amor por nosotros: del fiel y compasivo amor de Cristo. Y tú, que reclamas amar este Dios y
profesar fe en su Salvador, disfrutas la pornografía, te dedicas a ella, y te
estimulas con ella.
Dios quiere que sepas que hay perdón, que el mismo
Evangelio del que te has burlado te ofrece ese perdón, incluso para el pecado
tan terrible que has cometido.
Pero Dios quiere que consideres algo más. Dios te
advierte:
Nadie puede permanecer en pecado. Nadie que
permanece en pecado ha visto o conocido a Dios. Cualquiera que practica el
pecado es del diablo, porque el diablo es pecador desde el principio.
La razón por la que el Hijo de Dios apareció en el
mundo fue para destruir las obras de diablo. Nadie nacido de Dios practica el
pecado, porque la simiente de Dios está
en él, y no puede pecar porque ha nacido de Dios. Nadie que permanece en Dios
puede permanecer en el pecado, nadie que permanece en el pecado ha visto o
conocido a Dios. 1 Juan 3:6, 8-10.
Y esta es la pregunta:
¿te
gusta tanto la pornografía que irías al infierno por ella?
Tu hermano en Cristo
Roosevelt Altez
Este texto ha sido traducido y adaptado, de un artículo publicado en www.churchleaders.com
Su autor es Tim Challies.
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