Los cinco primeros libros de la Biblia, el Pentateuco, contiene varios sacrificios que debían ser ofrecidos a Dios por las transgresiones cometidas.
Se puede afirmar que, todos ellos apuntaban a enseñar santidad a ese pueblo que acababa de ser liberado de la esclavitud de Egipto.
Para resumir la intención de Dios en un mandamiento es: “Sed santos porque Yo, el Señor tu Dios, es Santo” Levíticos 19:2
El Libro de Levíticos contenía los principales motivos para ofrecer un sacrificio.
Antes de enumerarlos se debe aclarar que: “la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados” Hebreos 10:4
Los sacrificios eran de cinco tipos:
1.- Ofrenda de expiación. La ofrenda quemada: Se ofrecía por pecados contra Dios (y por ende, continuamente). No se podían hacer suficientes sacrificios porque los pecados de cada uno contra dios eran continuos. Esto enseñaba que era imposible expiar todas las culpas cometidas, aun a diario.
2.- Ofenda de alimentos: Cereales o vegetales. Estos eran un agregado a la ofrenda quemada.
3.- Ofrenda de Paz: Se sacrificaba el animal y se quemaba, pero acá lo mas importante es que el sacerdote derramaba la sangre de la victima alrededor del altar. Antes de degollar la ofrenda el sacerdote ponía su mano sobre la cabeza de ésta. Esto era un sacrificio de alabanza y acción de gracias y comúnmente se hacía en forma voluntaria.
4.- El sacrificio por el pecado: Este sacrificio pagaba completamente la deuda del oferente, por sus sacrificios no intencionales, su debilidad, y en general todas sus fallas delante de Dios. Había otro sacrificio por toda la nación, que cubría los pecados que no eran conocidos por el transgresor. En este caso, el sumo sacerdote, derramaba sangre sobre el “trono de misericordia” por sí mismo y luego por toda la nación de Israel.
5.- El sacrificio por las transgresiones: El ofensor debía pagar, además de la víctima inmolada, por lo que robó o por el daño causado.
Recordemos que el sacrificio agradable a Dios era la Misericordia: “Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos” Oseas 6:6
Finalmente, tengamos en cuenta que “Estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, 12 y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.” Hebreos 9“11-12
Roosevelt J Altez
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