Emociones versus Unción
Parte 2
De la primera parte: “La
guía divina a través de la Palabra indica una preparación profunda y personal
del corazón”Buscar una palabra de Dios que
se ajuste a nuestro caso nunca es una guía divina, sino una guía por capricho e
inclinación humana. El Espíritu Santo, quien nos recuerda lo que Jesús ha dicho
y nos guía hacia toda verdad, lo hace para glorificar a Jesucristo. La guía
divina a través de la Palabra siempre nos hace reconocer nuestra
responsabilidad ante Dios. En las tribulaciones, Dios nos brinda la guía divina
a través de Su Palabra y a medida que avanzamos Comenzamos a entender lo que
nuestro Señor dijo: "Las palabras que les he hablado son espíritu y son
vida" (Juan 6:63, RV).
Toda interpretación de las
palabras de Dios que no revele esta responsabilidad fundamental ante Dios, y la
comprensión de que debemos ser para la alabanza de Su gloria, es una interpretación
privada y es severamente condenada por Dios.
Nuestra purificación se hace a
través de la Palabra, pero no leída apresuradamente, sino la preparada
inicialmente en oración, antes de leer, En la lectura es fundamental la
comprensión, el detenimiento a medida que se avanza, meditando y escudriñando
donde nos lleva cada pasaje. Frecuentemente hay versículos que aparecen en
nuestra mente, que no debemos desechar, sino indagar en ellos con diligencia.
Luego viene la meditación, preparados en oraciones y ruegos, como dice Pablo en
Filipenses.
Recordemos que la iglesia es
purificada en el lavamiento del agua por medio de la palabra, de acuerdo con
Efesios 5:26
Es por eso por lo que es tan
importante interpretar correctamente, en el Espíritu, nuestra lectura.
Cuántas veces nuestras
malinterpretaciones de la Palabra de Dios nos han demostrado la necesidad de
las penetrantes palabras de nuestro Señor: "Todavía tengo muchas cosas que
deciros, pero ahora no las podéis soportar". En nuestras oraciones, en
nuestros deseos, en nuestra paciencia, ¿nos permite nuestro conocimiento de
Dios decir y realmente significar: "Habla, Señor, que tu siervo
escucha"?
¿Realmente queremos escuchar
la Palabra de Dios, o más bien, en esta tribulación inmediata, estamos
esperando a que Dios nos convenza de que nuestro propio camino tiene razón
después de todo?
Bienaventurado el corazón
infantil disciplinado, que cuando Él habla, dice: "Sí, Señor", y
simplemente obedece.
La escuela de la Guía Divina a
través de las Palabras de Dios es una de disciplina severa. Significa grandes
búsquedas internas, gran paciencia y gran sencillez para ser orientados de esta
manera: “Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino.” Salmo
119:105
Los Símbolos de
Dios: “Y el Señor iba
delante de ellos de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y
de noche en una columna de fuego para alumbrarles, a fin de que anduviesen de
día y de noche. Nunca se apartó de delante del pueblo la columna de nube de
día, ni de noche la columna de fuego”. (Éxodo 13:21-22)
“Cuando veáis el arca del
pacto de Jehová vuestro Dios, y los levitas sacerdotes que la llevan, vosotros
saldréis de vuestro lugar y marcharéis en pos de ella”. (Josué 3:3)
“Y será aquel varón como
escondedero contra el viento, y como refugio contra el turbión; como arroyos de
aguas en tierra de sequedad, como sombra de gran peñasco en tierra calurosa”. (Isaías
32:2)
“…y descendió el Espíritu
Santo sobre él en forma corporal, como paloma, y vino una voz del cielo que
decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia.” (Lucas 3:22)
La columna de nubes, la
columna de fuego, el arca, el hombre, la paloma; todos son símbolos de Dios.
Esta forma de guía divina mediante símbolos es profunda y bendita. Dios no nos
deja con las intuiciones vagas e incomprensibles de la mente de algún hombre
grandioso para la orientación, ni con nuestras propias vanas imaginaciones.
Ha creado un mundo de cosas,
distintas a nosotros mismos, como salvaguarda e inspiración a nuestras razones
sensatas; y un mundo de realidades espirituales como salvaguarda e inspiración
de nuestro discernimiento. En este componente creado por Dios en nuestra
naturaleza se basa toda gran organización, ya sea buena o mala.
Cuántas veces nuestro Señor
Jesucristo enfatiza la guía mediante símbolos: "Yo soy la puerta";
"Yo soy el pan de vida"; "Yo soy la verdadera vid";
"Yo soy el camino". Una comprensión correcta de esta concepción
bíblica es esencial para todo pensamiento cristiano.
El orden bíblico parece ser: la
Verdad absoluta, la Verdad simbólica, la Falsedad. Todo lo que vemos en esta
tierra es una realidad simbólica, y solo cuando nuestro corazón interno se
purifica del pecado podemos ver el simbolismo. Por eso, cuando un hombre está
en Cristo Jesús, es una nueva criatura y ve todo en el mundo común como
símbolos: realidades no visibles. (Recuerda, hay símbolos del diablo y del
reino del mal, así como símbolos de Dios y del reino de los cielos.)
Nuestro Señor enseña esto de
manera simple y clara: "Si tu ojo es malo, todo tu cuerpo estará en
tinieblas. Así que, si la luz que hay en ti es tiniebla, ¡cuánta será la misma
tiniebla!" Y viceversa: "Así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo
estará lleno de luz." Cuando Jesús escuchó a Su Padre hablar, "la
multitud que estaba allí y la oyó decía que había tronado".
De nuevo, cuando Saulo de
Tarso se encontró con Jesús en el camino a Damasco y escuchó Su voz, los
hombres que viajaban con él solo vieron un relámpago repentino y un colapso físico.
La Tierra está repleta del
cielo, Y cada arbusto común arde con Dios; Pero solo aquel que ve, se quita el
calzado delante de la maravilla. El resto se sienta alrededor y arranca sus moras,
y se embadurnan el rostro sin darse cuenta de la similitud, llenos del mundo
natural, incapaces de percibir lo divino.
(Adaptado de un poema de Elizabeth
Browning)
A uno lo agota la experiencia
irresponsable, despreocupada y materialista de gran parte de la literatura
religiosa de hoy en día, hasta que es obligado a apartarse, abrumado hasta no
poder respirar.
Pensar como cristiano es un
logro raro, especialmente cuando el curioso fermento que premia la ignorancia avanza
lentamente. Hablar de profundos pensadores, es, para la mayoría de los predicadores
cristianos, (especialmente aquellos que enfatizan la santidad), no encontrar
una conciencia de ignorancia, sino un orgullo desvergonzado que presume de no saber
nada fuera de la Biblia, lo que, con toda probabilidad, significa no saber nada
dentro de ella tampoco.
Recapacitar como cristiano es
algo raro y difícil; muchos parecen no darse cuenta de que el primer gran mandamiento
según nuestro Señor es: "Amarás al Señor tu Dios... con toda tu
mente...".
Ninguna mente, aparte de la
mente de nuestro Señor, ha expuesto tan profundamente esta línea de guía
mediante símbolos. Es imposible que los hombres sean guiados por la Verdad
absoluta. Dios, que es la Verdad Absoluta, le dijo a Moisés: "No podrás
ver mi rostro, porque nadie puede verme y seguir viviendo" (Éxodo 33:20).
Dios nos guía etapa por etapa, y la etapa más maravillosa de su guía es
mediante símbolos.
¿Qué debemos entender por un
símbolo? Un símbolo representa una verdad espiritual mediante imágenes o
propiedades de cosas naturales. Un símbolo no debe tomarse como una alegoría;
una alegoría es simplemente un discurso figurativo con un significado distinto al
contenido en palabras literales. Un símbolo está cerrado hasta que se le dé el
espíritu correcto para su comprensión, y los símbolos de Dios pasan
desapercibidos a menos que Su Espíritu esté en Su hijo para permitirle
entenderlos.
¿Qué significaba la columna de
nubes de día o la columna de fuego de noche para las hordas en el desierto?
Nada más que el misterio de las formas cambiantes de las nubes.
Para los hijos de Dios, significaban
la guía manifestada de Dios. La forma en que un hombre interpreta los símbolos
de Dios revela qué tipo de persona es. Con qué frecuencia tenemos que decir con
el salmista:
"Tan torpe era yo, que no
entendía; Era como una bestia delante de ti”. Salmo 73:22
Es decir, sin entendimiento.
Con qué frecuencia el asno reconoce que uno de los ángeles de Dios está
hablando antes de que el así llamado profeta que va montado en él lo detecte.
“Todo lo que percibo en el
sentido corporal lo considero simbólico: un poderoso alfabeto para las mentes
infantiles. Y nosotros, en este mundo inferior, colocados de espaldas a la
brillante Realidad, para que podamos aprender con una visión joven y sin heridas
la Sustancia a partir de la Sombra”. Samuel Taylor Coleridge
“La sabiduría
clama en las calles, Alza su voz en las plazas;
Clama en los
principales lugares de reunión;
En las entradas de
las puertas de la ciudad dice sus razones.
¿Hasta cuándo, oh
simples, amaréis la simpleza,
Y los burladores
desearán el burlar,
Y los insensatos
aborrecerán la ciencia?
Volveos a mi
reprensión;
He aquí yo
derramaré mi espíritu sobre vosotros,
Y os haré saber
mis palabras.
Proverbios 1:20-23
Dios cambia sus símbolos y no
sabemos por qué; pero Dios siempre es bueno, y el cambio de un símbolo
significa seguramente que otro símbolo nos guiará hacia un mayor entendimiento
de Él mismo. Cuando Dios, por así decirlo, ha abandonado un símbolo, este se
vuelve transparente y no tiene más fuerza vinculante. Qué triste es ver bajo el
sol a los hombres adorando un símbolo que ha sido abandonado por Dios.
Cuán degenerado, cuán idólatra,
cuán enredador se vuelve cuando la voz de Dios le dice al espíritu de uno de sus
hijos:
"He aquí, su
casa os es dejada desierta". Lucas 13:35
No debemos adorar recuerdos;
esto es característico de todas las demás religiones, excepto la bíblica. La palabra
bíblica es una de progreso eterno, un ir intenso y militante. Un tiempo
peligroso sobreviene para el individuo y para el mundo religioso cada vez que
Dios cambia sus símbolos (deja de lado lo que ya no enseña) (es dinámica).
. La obediencia a la voz del
Espíritu interior, la Palabra de Dios exterior y el sufrimiento de la
tribulación a nuestro alrededor permiten al hijo de Dios escuchar la voz de
Dios y reconocer Sus símbolos cambiantes. Esta disciplina de la guía divina
mediante símbolos es una disciplina seria y trascendental, y Dios nunca deja
solo a Sus hijos en tales momentos, porque, ... detrás de lo desconocido
sombrío Está Dios dentro de las sombras, Vigilando a los suyos.
James Russell Lowell
La adoración de un símbolo
pasado no es ni un ápice más peligroso que el individualismo irresponsable que
se niega a usar cualquier símbolo. Ambos son contrarios a la Palabra y los
caminos de Dios. ¿Dónde nos encontramos hoy en día con respecto a los grandes
símbolos de Dios?
¿Es un aislamiento egoísta, un
"salir" impío?
Entonces que Dios nos pase la
copa de vino de manos de un miembro despreciado de la Iglesia, hasta que se
perciba nuestra insensibilidad espiritual y se humille nuestro orgullo.
¿O es un simbolismo muerto,
descartado en la economía de Dios, un ritualismo moribundo? Si es así, que el
Espíritu aguijonee nuestra tradicional "iglesianidad" y nos impulse a
ir "fuera del campamento, llevando su vituperio".
Clamor:
“¡Cegadme con
lágrimas que me hagan ver!
Que la hermosa
poesía, la ciencia, el arte, las dulces melodías no construyan alrededor de mis
lánguidos sentidos un mundo que no sea tuyo, Señor, que no me encierren con
sueños ajenos a Tí.
Aunque mi triste
corazón deje de latir con el tuyo, que el gran corazón del mundo, cuya sangre
derramada es la vida humana y cuya angustia es el dolor mudo del hombre te
pertenezca.
Así como año tras
año los estremecimientos de la primavera corren por las venas apagadas de la
tierra, llevando la fresca y sobrenatural fuerza, sin fallar ante las heladas
que marchitan y los vientos que arruinan. Entonces Señor, Tú que antes
revivificaste con poder mi alma que respondía, reclama lo que has demandado: retiene
lo que Tú has atraído; lo que nunca dejó de ser tuyo.
Arrebata,
arrastrando a través de todos los fracasos, hacia la Rosa de Sarón; Conquista a
través de todas las tinieblas hacia la Tu Luz inmarcesible. Sí, permite que el
éxtasis de tu primavera me estremezca, más allá de mí, hasta que su ardor llene
las almas tardías que no conocen tu amor;
Que tu gran amor
haga de mí, sí, de mí, otro eslabón para unir a Ti a ese mundo que tanto
amaste, que le diste tu Hijo en sacrificio”.
Amén
Autor desconocido
Continuaremos en la siguiente “Parte 3” de esta reflexión
(Esta reflexión ha sido elaborada y adaptada luego de un cuidadoso estudio de La disciplina de la guía divina" de Oswald Chambers)
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Tu hermano en Cristo
Roosevelt Jackson Altez
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