¡Ay de mí si no predicara el
evangelio! 1 Corintios 9:16
Cuidado con cerrar tus oídos al
llamado de Dios. Todo aquel que es salvo está llamado a testificar de ese
hecho; pero ese no es el llamado para predicar, la salvación en sí misma
ilustra la predicación. Pablo se refiere a los dolores producidos en él por exigencias
que trae aparejado predicar el Evangelio.
Nunca apliques lo que Pablo dice en
este contexto a las almas que entran en contacto con Dios para salvación.
No hay nada más fácil que ser salvo
porque es obra soberana de Dios: "Venid a mí y os salvaré". Nuestro
Señor nunca establece las condiciones del discipulado como condiciones de
salvación. Estamos destinados a la salvación a través de la Cruz de Jesucristo.
El discipulado lleva consigo una
opción: "SI alguno...". Las palabras de Pablo tienen que ver con ser
hecho siervo de Jesucristo, y nunca se nos pregunta nuestra opinión sobre lo
que haremos o a dónde iremos.
Dios nos convierte en pan partido y
vino derramado para complacerse a sí mismo.
Ser "separado para el
evangelio" significa escuchar el llamado de Dios; y cuando un hombre
comienza a escuchar ese llamado, comienza la agonía que amerita el nombre. Cada
ambición es cortada de raíz, cada deseo de vida apagado, cada perspectiva
completamente extinguida y borrada, salvando solo una cosa: "separado para
el evangelio".
¡Ay del alma que intenta poner su
pie en cualquier otra dirección una vez que ese llamado llega! El texto bíblico
confiere para ver si Dios tiene algún hombre o mujer que se preocupe por
proclamar su Evangelio; y espera ser usado por Dios.
Y cuidado cuando Dios te toma para Sí.
Bendiciones
Tu hermano en Cristo
Roosevelt Jackson Altez M.T.S.
Magister Estudios Teológicos “Logos
Christian University”
Escríbenos a:
edicionesdelareja@gmail.com
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