Mi Padre hasta ahora trabaja
Y Jesús les respondió: Mi Padre
hasta ahora trabaja, y yo trabajo. Juan
5:17
Lo que motivó la afirmación del
Señor sobre el asunto fue la sanación del paralítico de Betesda, milagro hecho
en sábado.
Lo recordamos porque llama la
atención lo inverosímil de las acusaciones de los judíos: “Entonces los
judíos dijeron a aquel que había sido sanado: Es día de reposo; no te es lícito
llevar tu lecho” Juan 5:10. Peor aún es lo que sigue: “Y por esta causa
los judíos perseguían a Jesús, y procuraban matarle, porque hacía estas cosas
en el día de reposo” Juan 5:16
Cuando Jesús testifica que Su Padre
hasta ahora trabaja, está afirmando dos cosas: La primera es que es el Hijo de
Dios, y la segunda que, como el Padre. no cesa de trabajar en sábado Él tampoco.
Y por esta causa los judíos
perseguían a Jesús, y procuraban matarle.
Entendamos la gravedad de la
obstinación irracional de los judíos, dejaban de lado, ignoraban, la razón del
mismísimo cumplimiento de la promesa, de la venida del Hijo de Dios, y encima,
se enceguecían ante los dos milagros, el perdón de los pecados y la sanación
del paralítico.
EL trabajo de Dios.
Dijo el Señor que: “El día de
reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de
reposo” Marcos 2:27
El descanso en el dia séptimo de la
Creación, no fue, ni puede implicar que Dios “bajó los brazos” y se acostó a
sestear a la sombra del árbol de la vida. El trabajo divino no cesó, como no
cesó Dios de sostener todas las cosas: “quien sustenta todas las cosas con
la palabra de su poder”, es decir, Dios Hijo, una vez vuelto al Padre.
(Hebreos 1:3)
Filón el Judío, nacido en el 45 A.C,
y residente de Alejandría, decía: “ 'Dios nunca cesa de trabajar; pero como
quemar es atributo del fuego, y ser frío es propiedad de la nieve, de igual
manera trabajar es atributo de Dios, y mucho más, en la medida en que Él es el
origen de la acción para todo lo demás.'
El reposo de Dios
La negación de Dios sobre que los
desobedientes no entrarían en Su reposo, se refiera a la tierra prometida de Canaán,
y fue ejecutada sobre los que quedaron en el desierto por su descreimiento y
falta de fe. El reposo de Dios significa que todas las cosas, en lo relativo a
su acto de crear, estaban hechas. Cuando Dios vio que todo lo que hizo era “bueno
en gran manera”, “bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en
él reposó de toda la obra que había hecho en la creación” Génesis 2:3
El reposo es la confirmación de que
todo estaba hecho, creado. Y Dios santificó el día séptimo por esa razón. Y lo
dio por ordenanza para que el hombre recordara de allí en adelante que todo fue
obre de Él para Su gloria.
Hay dos reposos, el de
Israel en Canaán, y el definitivo, en la patria celestial. El apóstol Pablo los
menciona, para que recordemos las consecuencias de desobedecer:
“Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis
vuestros corazones, como en la provocación.
¿Quiénes fueron los que, habiendo oído, le
provocaron? ¿No fueron todos los que salieron de Egipto por mano de Moisés? ¿Y
con quiénes estuvo él disgustado cuarenta años? ¿No fue con los que pecaron,
cuyos cuerpos cayeron en el desierto? ¿Y a quiénes juró que no entrarían en su
reposo, sino a aquellos que desobedecieron? Y vemos que no pudieron entrar a
causa de incredulidad” Hebreos 3:14:18
Tener fe implica obediencia.
Falta de fe es
incredulidad, que lleva a la desobediencia
Hasta hoy se ha mantenido la diatriba de la santidad del sábado, y sigue provocando temor en aquellos que no entienden que el reposo venidero es el de la Patria Celestial.
Todavía Cristo intercede por
nosotros delante del Padre. Todavía el Espíritu Santo gime con gemidos indecibles,
adecuando nuestras oraciones a la perfecta santidad de Dios. Todavía la
creación gime a una y aun está con dolores de parto en espera de la redención
de los hijos de Dios
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Ellicot, sobre Juan 5;17:
“"El poder que salió para sanar
a ese afligido era el mismo poder que mantenía al resto saludable. La fuerza
que atravesó el cuerpo medio muerto y lo hizo vivir era la misma que cada
mañana de sábado los despertaba de la imagen de la muerte, del sueño, y los
despertaría de la muerte misma (Juan 5:21). El sol brillaba y caían lluvias
fructíferas, las flores brotaban de sus capullos, la cosecha maduraba y ellos
mismos, en la energía de la vida, habían crecido cada día por igual.
Dios sigue trabajando sin parar
hasta el presente. Ese Dios es también Padre. Por lo tanto, el Hijo trabaja de
la misma manera. Este pobre afligido, postrado e impotente, comparte la misma
naturaleza humana con el Hijo de Dios. Él, con fe y esperanza, se ha vuelto
receptivo a la energía divina, y esa energía que no conoce reposo, sino que
siempre está saliendo hacia todo corazón que pueda recibirla, lo ha sanado por
completo."
Bendiciones
Tu hermano en Cristo
Roosevelt Jackson Altez
Magister Estudios
Teológicos “Logos Christian University”
Escríbenos a: edicionesdelareja@gmail.com
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