La corrección política (CP) o lo políticamente
correcto se refiere a la práctica de utilizar un lenguaje, comportamiento o
políticas que eviten ofender o marginar a grupos específicos de personas,
especialmente aquellos que pertenecen a comunidades históricamente
desfavorecidas o marginadas. El objetivo de la corrección política es promover
la inclusión, respetar la diversidad y reducir la perpetuación de estereotipos
y discriminación.
La
Enciclopedia británica agrega: “es un término utilizado para referirse al
lenguaje que parece estar destinado a dar la menor cantidad de ofensa posible,
especialmente al describir grupos identificados por marcadores externos como
raza, género, cultura u orientación sexual. El concepto ha sido
discutido, disputado, criticado y satirizado por comentaristas de todo el
espectro político. El término a menudo se ha utilizado de manera despectiva
para ridiculizar la noción de que cambiar el uso del lenguaje puede cambiar las
percepciones y creencias del público, así como influir en los resultados.
Como
ven, no se menciona la verdad.
En
la actualidad, y desde los últimos años del siglo veinte, el ser políticamente
correcto en el discurso, proclama, manifestación o sermón, es imperativo. No se
admite nada que pueda ofender a grupos, especialmente minoritarios,
vulnerables, o referidos a conductas anteriores que la sociedad no admitía.
Así,
estos grupos, dentro de los cuales son notorios los orientados a las aberraciones
sexuales, cambio de sexo, enseñanza a infantes sobre la permisividad necesaria
en este aspecto; han crecido precisamente mostrándose ofendidos y atacados por
la mayoría conservadora. Pero no solo los llamados LGTB, o LGBT, también se ha
ido limitando la reacción social a la corrupción de gobierno, a la autocracia,
a decir verdades que ofendan. Manifestaciones de mujeres desnudas o
semidesnudas, pintarrajeadas y obscenas, están a la orden del día.
Y la
iglesia, como grupo humano referente en cuanto al comportamiento moral, es el
máximo escollo a derribar para que no existan límites Este accionar, por
llamarlo de alguna manera, se ha ido infiltrando en el seno de la iglesia cristiana,
suavizando el discurso, censurando la prédica, y admitiendo el ingreso a el
seno de la iglesia local de personas que no quieren renunciar a sus tendencias,
creencias o usos, sino ser admitidos tal como son, y por ende, expandirse
dentro de la asamblea de creyentes.
La Biblia, como libro canon de las enseñanzas cristianas,
debe ser obedecido. De no ser
así, destruiría la columna vertebral de la razón misma de existir de la
verdadera iglesia de Cristo. Antes de ser iglesia, era el pueblo de Israel,
pero el cometido era el mismo, mostrar, hacer conocer a Dios.
Y
llegamos al conflicto porque inevitablemente, el choque entre las bases del
Cristianismo y lo que se pretende imponer, surge al pretender imponer la admisión
de lo inadmisible.
Acá no prima, ni entra, ni se contempla la opinión
de catedráticos, eruditos o maestros. Es la letra pura la que salta a primer plano, contra la cual no hay
argumento. No se puede argumentar en contra de Dios, no tiene sentido.
Y
la Biblia es radical
Veamos algunos pasajes: “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo
contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la
verdad” Romanos 1:18.
No
es el enojo humano, no es la institución, es “La ira de Dios”. Y lo que
se está deteniendo es la verdad, y punto.
Pero
no termina aquí, seguimos: “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron
como a Dios, …sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón
fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la
gloria del Dios incorruptible (en/por cosas corruptible).
¿Qué hizo Dios?:
“…los
entregó a la inmundicia, en los apetitos de sus corazones, de modo que
deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios
por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador” (el
cual es bendito por los siglos. Amén).
…”sus
mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual
modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en
su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres,
y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío”.
Y al final del capítulo aparece la lista de las
maldades que provocan la ira de Dios: …”estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad,
avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y
malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos,
soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios,
desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia;…
…quienes
habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son
dignos de muerte, no solo las hacen, sino que también se complacen con los
que las practican.
Estos
últimos son los mirones, los observadores, los que deseando lo malo, no lo hacen
por miedo. Fue lo que convirtió en estatua de sal a la mujer de Lot.
Y la referencia a los transgresores de esta
múltiple lista aparece en diversos lugares del Libro: “conociendo esto, que la ley no fue dada para el
justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los impíos y
pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas,
para los homicidas, para los fornicarios, para los sodomitas, para los
secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a la
sana doctrina, según el glorioso evangelio del Dios bendito, que a mí me ha
sido encomendado” 1 Timoteo 1:9-11
Y
también: “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos
apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de
demonios; por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la
conciencia, prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios
creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los
que han conocido la verdad” 1 Timoteo 4:1-3
Y
al final del Libro, en Apocalipsis 21:7-9:
“El
que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo. Pero
los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y
hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago
que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda”
Para
finalizar, tú puedes discrepar conmigo, no importa, es tu opción.
Puedes
discrepar con Dios. No estás obligado a hacer nada de lo que manda la Biblia.
Pero no puedes pretender cambiar lo escrito en las Sagradas Escrituras.
Si
no crees en el castigo eterno, allá tú. Los perseguidos son los que creen, no
los incrédulos
Bendiciones
Tu hermano en Cristo
Roosevelt Jackson Altez M.T.S.
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a: edicionesdelareja@gmail.com
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