Friday, March 29, 2013

Sin Cruz no habría Cristianismo



1 Corintios 2:1-2:  “Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría. “Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado”

Ya en la Cruz, ya colgando de un madero, ya maldito de maldición estipulada, escrita en el A.T., Dios Hijo le pregunta a Dios Padre el porqué de su situación, apenas minutos antes de su muerte.

El que no cometió pecado, hecho maldición por nosotros.

¿Por qué es importante el profundizar en el significado de esta frase?

Porque la esencia del Cristianismo es Cristo, y la esencia del mensaje cristiano es su pasión, y el momento culminante de ella, es su muerte. 

Por esa razón dice Pablo: a Cristo Crucificado.

Sin Cruz no habría Cristianismo, porque sin Cruz no habría salvación, lisa y llanamente.

Puedes olvidar otras enseñanzas bíblicas, o tenerlas en un lugar de la mente a la que no te es fácil acceder, pero la Cruz no la podemos olvidar porque fue en la Cruz, a través de la Cruz y por la Cruz que ese Cristo que clama, “Eli, Eli Lama Sabachtani”,  realiza su obra de redención y reúne a su gente por toda la eternidad."

El abandono fue profetizado por David en el Salmo 22:11-19: “No te alejes de mí, porque la angustia está cerca; Porque no hay quien ayude. Me han rodeado muchos toros; fuertes toros de Basán me han cercado. Abrieron sobre mí su boca. Como león rapaz y rugiente. He sido derramado como aguas, y todos mis huesos se descoyuntaron; mi corazón fue como cera, Derritiéndose en medio de mis entrañas. Como un tiesto se secó mi vigor, Y mi lengua se pegó a mi paladar, Y me has puesto en el polvo de la muerte. Porque perros me han rodeado; Me ha cercado cuadrilla de malignos; Horadaron mis manos y mis pies. Contar puedo todos mis huesos; Entre tanto, ellos me miran y me observan. Repartieron entre sí mis vestidos, Y sobre mi ropa echaron suertes. Mas tú, Jehová, no te alejes; Fortaleza mía, apresúrate a socorrerme”

¿Por qué ese particular clamor con una connotación acusadora al Padre de abandonarlo, de desampararlo o incluso de crucificarlo? 

Señor, Señor: ¿Por qué me has desamparado?

Para entenderlo, debemos entender al hombre y su separación de Dios, su deplorable estado y su olvido de que todo viene del Padre. Debemos percatarnos de nuestra miserable condición y nuestra suciedad. Debemos asumir que el ser humano más santo, más bueno que hayamos conocido, del que hayamos oído, está a años luz de distancia de la absoluta santidad de Dios.

Entonces para comprender el desamparo que siente Jesús en ese momento, nuestra mente tiene que esforzarse, y asumir que el que está clavado en el madero es cien por ciento Dios y cien por ciento hombre.
La santidad y perfecta justicia de Dios no puede dejar pasar el pecado. Dios, el Juez de toda la tierra, es tan justo que no es posible querellar con El, no es posible entablar una defensa, sus juicios son perfectos. Y conoce todas las cosas.

Nosotros somos criminales, nuestros pecados son delitos imperdonables. Y lo que hace Cristo es reconciliar al hombre con Dios.

Entonces vayamos al Antiguo Testamento, y en éste, al tema del sacrificio sustitutivo, expiatorio, vicario.
“Después llevarás el becerro delante del tabernáculo de reunión, y Aarón y sus hijos pondrán sus manos sobre la cabeza del becerro. Y matarás el becerro delante de Jehová, a la puerta del tabernáculo de reunión. Y de la sangre del becerro tomarás y pondrás sobre los cuernos del altar con tu dedo, y derramarás toda la demás sangre al pie del altar. Éxodo 29 10:12

Levítico 1:1: “Y pondrá su mano sobre la cabeza del holocausto, y será aceptado para expiación suya. Entonces degollará el becerro en la presencia de Jehová; y los sacerdotes hijos de Aarón ofrecerán la sangre, y la rociarán alrededor sobre el altar, el cual está a la puerta del tabernáculo de reunión.

Levítico 8:13-15: “Después Moisés hizo acercarse los hijos de Aarón, y les vistió las túnicas, les ciñó con cintos, y les ajustó las tiaras, como Jehová lo había mandado a Moisés. Luego hizo traer el becerro de la expiación, y Aarón y sus hijos pusieron sus manos sobre la cabeza del becerro de la expiación, y lo degolló; y Moisés tomó la sangre, y puso con su dedo sobre los cuernos del altar alrededor, y purificó el altar; y echó la demás sangre al pie del altar, y lo santificó para reconciliar sobre él.

“ y pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, y confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel, todas sus rebeliones y todos sus pecados, poniéndolos así sobre la cabeza del macho cabrío, y lo enviará al desierto por mano de un hombre destinado para esto” Levítico 16:21
En resumen, hay una transferencia de pecados, para que el cordero que va a ser inmolado, sea un sacrificio válido, sustitutivo, para Dios.

Jesús comienza la expiación de nuestros pecados al ser tomado prisionero.

Veamos Isaías 52:13-15 hasta Isaías 53:1-12:
  “¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová? Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos. Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido. Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca. Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada. Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos. Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores.

Y ahora leemos, en el Evangelio de Marcos 15:33-34 
  “Cuando vino la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena. Y a la hora novena Jesús clamó a gran voz, diciendo: Eloi, Eloi, ¿lama sabactani? que traducido es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”

Tinieblas: “En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella” Juan 1:4-5

Todos los pecados del mundo pasados, presentes, y futuros, sobre un solo hombre.

En la película “La pasión de Cristo”, el diablo le pregunta a Jesús en el jardín de Getsemaní, como podría un hombre con los pecados de todo el mundo cuando no puede cargar ni con los propios. Unas horas más tarde Judas se ahorcaría, al no poder soportar su remordimiento, como haciendo eco a las palabras del maldito.

Un solo hombre, Cristo, con la formidable carga de maldad de todos nosotros
¿Por qué me has desamparado"

Nos toca a ti y a mí contestar.

La respuesta está en Juan 3: 16: “Tanto amó Dios al mundo…….”

Tu hermano en Cristo
Roosevelt Altez
email: raltez@gmail.com



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