Wednesday, January 18, 2023

Dieta de las buenas

 



Es la mejor dieta

Al final lo sabrás

Si escribes dieta en el buscador Google, te aparecen doce millones y medio de resultados en –asombroso- 0.26 segundos. Si lo escribes en inglés la cifra asciende a veinte millones y se tarda 0.31 segundos en aparecer.

Aparentemente, el deseo de mantenerse o ponerse en forma, genera grandes ganancias a los que viven y reditúan del mercado de consumo.

El objetivo de una dieta es, claro está, perder peso, ya sea para sentirte mejor, para bajar el colesterol o para corregir la silueta. Casi todas las prescripciones reducen la cantidad de comidas diarias, además de ser selectivas en los ingredientes.

Los oferentes más exitosos anuncian que lograrás tus objetivos con un esfuerzo mínimo, lo que, como todos sabemos, no es verdad.

El resultado, en todos los órdenes, es directamente proporcional al esfuerzo.

Y nadie te preguntará por qué engordaste, no es ético ni buena propaganda para el negocio. O sea,
no llegan a la raíz del problema.

Nosotros tampoco te lo vamos a preguntar, ¿para qué? Tú ya lo sabes.

Te vamos a pedir que lo tengas presente mientras continúas leyendo.

Y nuestra receta  no sólo te servirá para adelgazar el cuerpo. Puedes tener un exceso de peso en tu corazón, en tu alma. Y es posible que eso provoque que comas de más o que vivas apenada o apenado. Puede que no hayas perdonado a alguien y cada día alimentes tu rencor, que engordes de ira en segundos y que trastorne todo tu cuerpo y tu mente.

La receta divina para bajar de peso, espiritual y corporal, tiene que ver con la llenura de tu alma.

Dice el escritor en 1 Juan 1-2:
“El anciano saluda al querido Gayo, a quien ama en verdad. Querido hermano, pido a Dios que, así como te va bien espiritualmente, te vaya bien en todo y tengas buena salud”

Hay una íntima relación entre lo que comes espiritualmente y tus hábitos degustativos corporales. El cuerpo es afectado en todo momento por nuestras reacciones anímicas, por lo que vemos, por lo que sentimos.
La buena salud se va a presentar cuando cambies, o mejores tus hábitos alimentarios espirituales.
Por ejemplo: si estás casado o casada, de novia o novio, sabrás que los problemas en la relación son inevitables, mayores en algunos, en otros menores.

Y tu reacción a esos disgustos depende en gran medida de tu contenido interior.
Si ves novelas donde la novia se desquita, donde el novio se va con otra porque su enamorada lo despreció, y sumado a eso los consejos de tus amistades son de ese tenor, es muy probables que tus decisiones se alineen con la información recibida.
O si este o aquel personaje de ficción busca venganza, y además en los noticiarios aparece: “se hizo justicia” porque un condenado a muerte fue ejecutado u otro individuo en alguna parte del mundo fue linchado por la multitud, tu concepto de justicia se va a identificar con esos sucedidos.

Esto es empacho espiritual. Y no vas a encontrar quien “te tire el cuerito” para mejorarte.

Dios nos dice que la venganza es suya. Y la intención del Creador es liberarnos de cometer errores y de almacenar rencor en nuestro corazón.

Jesús dice: “La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si tu ojo es malo, todo tu cuerpo estará a oscuras. Y si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡cuán oscura no será la misma oscuridad!” Mateo 6:22-23

¿Qué hay en tu interior? ¿Luz u oscuridad?

La mejor dieta es no llenarse de malas noticias, no mirar las cosas que no edifican, ni escuchar a los que hablan con rencor; los que todos los días te preguntan ¿cómo estás? para alegrarse de tus sinsabores no son buenos amigos.

Cuídate de los consejos de los amargados.

Comienza tu dieta cuanto antes.

Y lee los evangelios para empezar, es excelente comida.

Cinco versículos por día como mínimo, pero si te gusta DELEITATE. ¡No engorda!


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Te saluda tu hermano en Cristo:

Roosevelt Jackson Altez

Puedes comentar o escribirnos a edicionesdelareja@gmail.com 



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