Saturday, February 18, 2023

Hay un abismo entre la experiencia y el Amor de Dios

 

El abismo entre el Amor y la experiencia

Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios. 1 Pedro 4:17 

El obrero Cristiano no debe olvidar nunca que la salvación es iniciativa de Dios, no del hombre. Y por lo tanto, hay un abismo insalvable entre la experiencia y el incomprensible amor de Dios. La Salvación es el gran pensamiento de Dios. La experiencia es solo un camino por el cual se materializa en nuestra vida consciente.

Nunca prediques la experiencia. Predica el gran pensamiento de Dios que está detrás de la misma. Cuando predicamos no estamos proclamando cómo el hombre puede ser salvado del infierno y volverse moral y puro; estamos trasmitiendo las Buenas Nuevas de Dios.

Nunca simpatices con un alma que experimenta dificultades en llegar a Dios, Dios no puede ser culpado. No es tarea nuestra encontrar la razón de porqué es difícil, sino que debemos solamente presentar la verdad de Dios, el Espíritu de Dios es quien va a mostrar lo que le dificulta. La admirable prueba es demostrar que todos merecemos ser juzgados.

El Espíritu de Dios lo muestra a cada uno.

Si Jesús nos hubiera dado un mandamiento y no el poder (en Él) que pudiésemos completar, entonces habría sido un mentiroso; si nosotros hacemos una barrera de nuestra incapacidad de obedecer, le estamos diciendo a Dios que hay algo que Él no tuvo en cuenta. Cada elemento de auto dependencia debe ser eliminado por el Poder de Dios. Nuestra completa debilidad y dependencia siempre será la ocasión para que el Espíritu de Dios manifieste su poder.

 

La vida no consiste en las cosas materiales 

…la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.  Lucas 12:15 

Es menester que esta declaración de Nuestro Señor se someta a una cuidadosa consideración, porque a nosotros no nos gusta en absoluto. Toda la enseñanza de Jesús se opone a la idea de nuestra civilización.  Esto es, poseer, tener para nosotros mismos: “Esto es mío” . El sentido de propiedad está conectado, no con el último elemento de nuestra personalidad, sino con todo lo que tiene que ver con el pecado; es el sentido de propiedad lo que hace que yo quiera gratificarme a mí mismo.

Cristo no tenía ese sentido de “esto es mío”, nunca trató de gratificarse a sí mismo poseyendo cosas para Él: “El hijo del hombre no tiene donde recostar su cabeza”. Lo que suyo era, lo dio: “ yo doy mi vida… la doy porque yo quiero” Las cosas me llevan por el camino equivocado cada vez que soy persuadido que poseo algo. Lo que es mío es lo que tengo el poder de dar. Todo lo que tengo sin el poder de darlo, es de naturaleza pecaminosa.

De acuerdo con Jesús la vida del hombre no consiste el l abundancia de lo que posee, no solo los bienes y las cosas legales, también el tener un buen nombre, un carácter virtuoso; esas cosas son herencia del hombre, pero no su vida. Cuando el Espíritu Santo comienza su obra y se introduce en el palacio de nuestras posesiones, en orden de darnos la verdadera vida en Dios, lo vemos como un ladrón, como un perturbador de nuestra paz, porque cuando llega revela las cosas que no son de Dios y debemos desprendernos de ellas; y esas son las cosas que constituyen nuestra vida antes de que Él llegara, nuestras preciosas posesiones, que eran nuestro nido. Lo que nos hiere nos muestra donde vivimos. Si Dios nos hiere, es porque no vivimos nuestra relación con Él como real y única.

     Extraido, traducido y adaptado de las obras completas de Oswald Chambers

 

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Te saluda tu hermano en Cristo:

Roosevelt Jackson Altez

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