¿O ignoráis que vuestro cuerpo es
templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? 1 Corintios 6:19
¿Has oído o dicho alguna vez: “es mi vida privada”?
Lo siento, si eres cristiano no hay tal cosa como “vida
privada”.
Te dije que no te iba a gustar.
No hay un mundo dentro del mundo, no para el hombre o
la mujer que es traído, elegido, para entrar en comunión con Cristo y su sufrimiento.
Dios destruye la vida privada de sus santos, y traza un viaje a través de la creación en Si Mismo. No hay ser humano que pueda sostenerse si no es a través
de su identificación con Jesucristo.
Al oírlas, muchos de sus discípulos dijeron: Dura es
esta palabra; ¿quién la puede oír? Juan 6:60
Nosotros no somos santificados para nosotros mismos, nosotros somos llamados para integrar la hermandad del Evangelio, y allí suceden cosas que no tienen nada que ver con nosotros, Dios nos introduce a esa comunión con El mismo.
Déjalo que te lleve por Su camino, si no lo haces, en lugar de
ser usado en lo mas leve de Su trabajo redentor en el mundo, vas a
transformarte en un estorbo, en una piedra en el sendero.
"Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a
sí mismo, tome su cruz y sígame" Mateo 16:24
Te dije que no te iba a gustar.
Y hay más.
La primera cosa que Dios hace con nosotros es enfrentarnos
a la cruda realidad hasta que no nos importe lo que seamos individualmente,
hasta que solo nos interese Su método, para lograr Su propósito, el de nuestra
redención.
“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí” Gálatas 2:20
¿Duele?
Soporta, aguanta, muérdete los labios, sufre en
silencio. Vale cada segundo de dolor el resultado.
¿Por qué debemos atravesar frustraciones, decepciones,
y destrozar nuestro corazón?
Es la vía, es el sendero por el que El Padre nos lleva
a la comunión con Su Hijo.
Muchos de nosotros colapsamos al primer sacudón de
dolor. Nos sentamos al umbral del propósito de Dios y agonizamos hasta morir de
autocompasión. Nuestra cristiana simpatía nos ayuda a recostarnos en nuestro
lecho de muerte.
Pero Dios no nos deja abandonados, llega en nuestro auxilio
extendiendo las manos perforadas de Su Hijo, y nos dice: “entra en comunión conmigo,
levántate y resplandece”
“Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá;
y todo el que pierda su vida por causa de mí, este la salvará” Lucas 9:24
Es por medio de un corazón roto que Dios nos guía a través
de este mundo para alcanzar su propósito.
Agradezcámosle por rasgar nuestro corazón.
“Antes que fuera yo humillado, descarriado andaba; Mas ahora guardo tu palabra” Salmo 119:67
Bendiciones
Tu
hermano en Cristo
Roosevelt Jackson Altez
Magister
Estudios Teológicos “Logos Christian University”
Escríbenos a: edicionesdelareja@gmail.com
Puedes
encontrar este artículo en:
No comments:
Post a Comment