Sunday, December 18, 2022

Como habitar dentro del fuego de Dios

 

Como habitar dentro del fuego de Dios

El amor de Dios

Isaías 33:14=15 (RVR1960): “Los pecadores se asombraron en Sion, espanto sobrecogió a los hipócritas. ¿Quién de nosotros morará con el fuego consumidor? ¿Quién de nosotros habitará con las llamas eternas?   El que camina en justicia y habla lo recto; el que aborrece la ganancia de violencias, el que sacude sus manos para no recibir cohecho, el que tapa sus oídos para no oír propuestas sanguinarias; el que cierra sus ojos para no ver cosa mala”

1 Juan 4:16 (RVR1960): “Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él”

 

Al leer los tres versículos juntos, lo primero que a primera vista nos sacude es el contraste de sus respectivos contenidos. Pero si analizamos someramente, ambos se refieren a lo mismo, y en sustancia pregonan la misma verdad. El lector apresurado (casi todos hoy dia), está más influenciado por el sonido que por el sentido, puede pensar que habitar dentro del fuego está referido al infierno, al “fuego devorador” a “la llama que nunca se apaga” . Pero no, significa el fuego de Dios, lo que es obvio si leemos el versículo siguiente: “¿Quién de nosotros morará con el fuego consumidor? ¿Quién de nosotros habitará con las llamas eternas?  El que camina en justicia y habla lo recto; el que aborrece la ganancia de violencias, el que sacude sus manos para no recibir cohecho, el que tapa sus oídos para no oír propuestas sanguinarias; el que cierra sus ojos para no ver cosa mala;”

El que habita en el fuego consumidor es el buen hombre, es él quien puede permanecer dentro de las llamas eternas sin quemarse, ¿quién? ¿cómo?: “El que camina en justicia y habla lo recto; el que aborrece la ganancia de violencias, el que sacude sus manos para no recibir cohecho, el que tapa sus oídos para no oír propuestas sanguinarias; el que cierra sus ojos para no ver cosa mala;”

 El profeta ha llamado a todos los hombres, los de lejos y los que están cerca, ¿para qué?: para que observen el Poder, el Juicio de Dios, el divino juicio, en el cual se ha manifestado en gloria flamígera, consumiendo la maldad, son los representados por “los pecadores de Sion”, los inmerecedores de formar parte de la Nación escogida, del pueblo elegido; a ellos les llega el espanto. Ellos son los que preguntan: ¿Quién de nosotros morará en el fuego consumidor? ¿Quién de nosotros habitará con las llamas eternas? La respuesta del profeta es de sentido común, apunta a la premisa de que un Dios Santo debe rodearse de gente santa.

Pero esto no es todo. El fuego de Dios es fuego de amor, tanto como es fuego de pureza, un fuego que bendice y estimula, aunque también es un fuego que destruye y consume. Es por eso que el Apóstol Juan trae esta respuesta, que no contradice, sino que profundiza, que expande el significado, que nos muestra el fundamento, y que proclama que un Dios Santo debe de estar rodeado de un pueblo santo, de corazones puros, que serán receptivos, que se abrirán a la llama, como las flores se abren para recibir la luz del sol. Un Dios amante debe de rodearse de miríadas de corazones amantes, que son los únicos aptos para entrar en profunda y verdadera amistad con El.

La respuesta de Isaías, entonces, de la pregunta: “¿Quién de nosotros morará en el fuego consumidor?, el fuego perpetuo, que nunca se apaga, de la divina justicia, la más profunda, significativa respuesta, que no es un rígido requerimiento, sino una promesa llena de misericordia es la respuesta de Juan: “Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él.”

Al presentar juntos los tres versículos, la pregunta universal y la repuesta parcial del profeta, son contestadas por Juan en el versículo de 1 Juan 4:16

Esta lectura ha sido inspirada en la Biblia, usando el comentario de MacLaren, traducido y adaptado: https://biblehub.com/commentaries/1_john/4-16.htm


Tu hermano en Cristo:

        Roosevelt Jackson Altez


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